FEDERICO PRIETO CELI
¿Qué tiene que ver el Club Bilderberg y el Foro de Davos con el Perú? Surgen de esos cónclaves económicos dos tendencias en pugna. La primera quiere defender la democracia a sangre y fuego. La segunda quiere dejar atrás a la vieja democracia de derecha, para impulsar a la izquierda moderada, frenando así a la radical, hasta destruirla, piensan, anulando a los izquierdistas revolucionarios y terroristas.
Después de la guerra fría, que terminó en 1989, las fuerzas empresariales internacionales que en ese periodo habían dominado el poder político en democracia, ahora miran principalmente a un elemento nuevo, esencial para organizar un reciclado orden mundial: el gigantesco crecimiento tecnológico que ha revolucionado las comunicaciones.
¿No será bueno, se preguntan, dejar que hagan de las suyas los caviares socialistas en el antiguo tercer mundo -ya prácticamente desaparecido, como conjunto-, para calmar las iras de las muchedumbres? Mientras tanto, se plantean fortalecer su dominio tecnológico en las comunicaciones, a través de cuyas herramientas inyectarían sus ideologías de moda a las naciones pobres o emergentes, además de a las suyas.
Quieren lograr lo que aparece imaginativamente en las novelas y guiones de historias de un posible futuro de la humanidad: la ficción del dominio de la persona mediante un chip implantado en cada ser humano, para comportarse recibiendo órdenes a distancia. Es una representación gráfica que olvida el inmenso poder de la libertad humana, pero sirve como referencia simplista del afán dominador de los ricos del mundo.
En Washington DC la tendencia izquierdista moderada es representada por el demócrata Joe Biden, actual presidente de la nación, que deja atrás la concepción capitalista de Donald Trump, ex presidente republicano del ala derecha. Fue Trump, por ejemplo, quien animó a Pedro Pablo Kuczynski a crear e impulsar el Grupo de Lima, destinado a socavar la presidencia del dictador Nicolás Maduro en Venezuela, como es Biden el que apoyó de manera inédita a Pedro Castillo para que asuma la presidencia del Perú.
Biden tuvo la pronta recompensa de firmar la continuidad del Convenio que reabre las puertas a la DEA en el VRAEM, una victoria de los Estados Unidos. Poco después vino el desencuentro aparente del nombramiento de Richard Rojas -al que la justicia ha prohibido abandonar el territorio peruano por seis meses- como embajador de Lima en Caracas, que a lo mejor no es tanto un desliz del Perú de Pedro Castillo ante Estados Unidos, a la luz de la nueva apertura de Biden.
Nuestra derecha cierra quizás un recorrido histórico de la ideología demócrata representativa nacida de la independencia de los Estados Unidos, de la revolución francesa liberal, y de la emancipación de las naciones hispanoamericanas, con las elecciones presidenciales que ganó en las ánforas en 2021, pero que perdió en las mesas de conteo. Puede venir en el futuro otro ciclo, con la bandera de la libertad.
La izquierda peruana, moderada y radical, con su campaña electoral bien organizada y manipulada, por obra y gracia de un Jurado Nacional de Elecciones -que no respondía a la alicaída democracia constitucional peruana-, a la postre asumía el poder fáctico, con la inspiración del socialismo del siglo XXI, cuya sede está en el Foro de São Paulo. Ahora la izquierda ocupa la casa de Pizarro, aunque a Pedro Castillo le fastidie.
Está, por otro lado, el Congreso, con diez partidos políticos. En el Congreso pende de un hilo el destino del Perú. Acción Popular corre el riesgo de partirse en dos, como ya le ocurrió cuando Edgardo Seoane Corrales creó Acción Popular Socialista -que desapareció luego-, y quedó la Acción Popular de Fernando Belaunde Terry.
Lo preside la acciopopulista María del Carmen Alva, correligionaria del maltratado Manuel Merino, del desplazado Víctor Andrés García Belaunde y del ex diputado puneño e inesperado candidato presidencial Jonhy Lescano. Una composición en miniatura del propio Congreso. Habría que comenzar unificando criterios esenciales en el partido de la lampa, sin traicionar los ideales de su ilustre fundador y dos veces presidente de la República, para ir tejiendo un camino que conduzca pronto a la libertad de todos los peruanos.
(*) Periodista, Doctor en Derecho y Miembro de la Academia Peruana de Ciencias Morales y Políticas.
