Por: Carlos Linares Huaringa
Twitter: @carloslinaresh
Hoy Martín Vizcarra asume la Presidencia de la República. De esta manera se inicia una nueva etapa y es necesario quqe más allá de filias y fobias políticas, los diferentes partidos pongan al país por delante y respalden su gobierno.
A diferencia de PPK al inicio de su gestión, Vizcarra debe enfrentar una serie de retos desde el primer día. Uno de los más importantes es restablecer la confianza ciudadana en el gobierno, desgastada por todo el caso Odebrecht y sus vinculaciones con Kuczynski.
Asimismo, debe definir la estrategia para reactivar la economía y establecer los pilares sobre los que trabajará su administración. Para ello será fundamental un gabinete que le permita articular con los diversos sectores de la oposición.
Todo ello debe hacerlo sabiendo que quizás la mayor amenaza que pueda enfrentar estará en casa. Porque no hay que ser ingenuos y creer que ese cambio repentino en algunos ppkausas que antes lo pechaban y amenazaban, y que ahora le extienden la mano y garantizan apoyo, es producto de su desinteresada preocupación por el país.
Dicho esto, quiero precisar dos cosas:
Pese a todas las evidencias en contra de Pedro Pablo Kuczynski, por sus nexos con la empresa Odebrecht y el ruleteo financiero al que recurrió para ocultarlo, su caída no se produjo por este motivo.
Todo estaba orientado a que él se aferrara al cargo hasta el final y, si todo le iba bien, se iba a salir con la suya. Porque ojo: habían varios keikistas que –a diferencia de Mamani- sí habían aceptado los ofrecimientos del gobierno a través de los ‘Avengers’ y que tras el escándalo han reculado.
Lo que ha sucedido es que en el tramo final de esta crisis por la vacancia, Fuerza Popular encontró la criptonita con la que pudo acabar con estos ‘superhéroes’. Lo demás ya es conocido.
Y finalmente, amigo ciudadano, marcha contra lo que te dé la gana, pero si vas a agredir y desatar violencia, debe caerte todo el peso de la ley porque eso es actuar como un DELINCUENTE.
Y no me vengan con el discursete de la satanización de la protesta porque una cosa no tiene nada que ver con la otra.
Resulta indignante ver cómo anoche una turba de desadaptados arremete con diversos objetos contundentes contra policías, periodistas y simples transeúntes.
Durante la manifestación para exigir nuevas elecciones en el país, convocada por diversos colectivos como No a Keiko, un grupo de manifestantes hizo estallar bombardas, desatando el caos y pánico.
Posteriormente, arremetió contra los hombres de prensa y efectivos policiales. Y durante sus ataques resultaron heridos algunos transeúntes.
Estos radicales actúan envalentonados por la repudiable impunidad de la que han gozado en ocasiones anteriores. Eso debe acabar y para ello se necesita que el nuevo gobierno muestre firmeza ante grupetes vandálicos que, como ayer, más adelante van a tratar de hacer valer sus intereses o exigencias por la vía del chantaje violentista.