Este domingo, los ciudadanos de Rumania acuden a las urnas para elegir un nuevo Parlamento en medio de una tensión política creciente.
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Controversia y desconfianza en el proceso electoral
La jornada electoral llega pocos días después de la polémica generada por la victoria de Calin Georgescu, candidato ultraderechista, en la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Las autoridades han cuestionado la legitimidad de esos comicios, señalando una posible interferencia rusa y el impacto de la plataforma TikTok en los resultados. El Tribunal Constitucional ordenó un recuento de votos, un proceso que aún está en marcha.
Los colegios electorales estarán abiertos hasta las 21:00 (19:00 GMT), y los primeros sondeos a boca de urna se conocerán poco después del cierre.
Fragmentación del Parlamento y el auge de la ultraderecha
Según las encuestas, el nuevo Parlamento podría estar más fragmentado que en las últimas dos décadas, tras un largo dominio de dos grandes partidos. Las formaciones de ultraderecha, como la AUR (Alianza por la Unidad de los Rumanos), se perfilan como protagonistas, con un 30% de intención de voto combinada. Estos partidos critican el apoyo del gobierno a Ucrania y promueven valores nacionalistas y cristianos.
George Simion, líder de AUR, obtuvo el 14% en las elecciones presidenciales, mientras que otras fuerzas de derecha, como SOS Rumania, dirigida por Diana Sosoaca, y el recién fundado Partido de la Juventud (POT), también aspiran a incrementar su presencia en el Parlamento.
Por otro lado, el bando proeuropeo busca contrarrestar este avance. El partido de centro USR, liderado por Elena Lasconi, que quedó en segundo lugar en las presidenciales, se posiciona como la principal fuerza de oposición a la ultraderecha.
Una elección decisiva para el futuro de Rumania
El primer ministro saliente, Marcel Ciolacu, y el presidente Klaus Iohannis han enfatizado la importancia de estos comicios. «Estas elecciones son cruciales para el rumbo de Rumania en los próximos años«, declaró Iohannis, subrayando que el país debe elegir entre «seguir siendo una nación europea moderna o caer en el aislamiento y el retroceso».
La ultraderecha ha captado el apoyo de sectores descontentos con el enfoque proeuropeo del gobierno actual. Para Florentina Noja, una ingeniera de 55 años, es necesario “repartir de cero”, aunque teme que el país se aleje de la senda europea. En contraste, George Sorin, un economista de 45 años, criticó el «servilismo hacia Bruselas» y expresó su intención de apoyar a un partido nacionalista.
Lo que está en juego
Con una población de 19 millones, Rumania enfrenta una “elección existencial”, como describió su presidente. Este momento podría definir si el país continúa su integración con Europa o se desliza hacia políticas nacionalistas y aislacionistas, con implicaciones directas para su rol en la región y su relación con aliados clave como la OTAN.