Ya viene el Tricentenario

por | Jul 30, 2021 | Opinión

Por: Javier Valle Riestra

No es un error. Escribo esta columna en la víspera del 28 de julio para recordar las celebraciones de 1921, por los cien años de proclamación de la independencia que, según crónicas de la época, fue entusiasta y fastuosa. A la sazón Don Augusto B. Leguía, presidente de la República (1919-1930), durante su oncenio abrió visionariamente la arteria de su nombre en terrenos aledaños a la vieja Lima, pero al terminar su mandato se cambió por el de avenida Arequipa.

II

Para el centenario y a partir de 1921, alrededor del Centro Histórico se erigieron una serie de monumentos y edificios que hoy día tienen reconocido valor, como el palacete-museo donado por los italianos, obra de Gaetano Moretti, frente al Palacio de Justicia; la fuente China, con esculturas de Giussepe Grazziosi y Velmore Germiriani con figuras en bronce inspiradas en el estilo del escultor renacentista Anmanatti. La colonia alemana obsequió el obelisco y el reloj del Parque Universitario. Los españoles aportaron un bellísimo e invalorable morisco Arco del Triunfo, situado en los confines de la Avenida Wilson que fue desmantelado y recientemente exhumado para ubicarlo anatópicamente en Santiago de Surco. La colonia británica regaló el Estadio de Santa Beatriz.

El gobierno encargó algunos monumentos y las colonias de inmigrantes extranjeros residentes en el Perú donaron una serie monumentos inaugurados entre 1921 y 1924. Al comenzar la actual Av. Arequipa está la Plaza Bélgica con El Estibador, de Constantino Meunier, réplica de originales existentes en los museos de Amberes y Venecia. El Palacio arábigo situado en la cuadra tres, sede del Consejo Supremo de Justicia Militar, fue propiedad de un prominente leguiista al que se embargó por el inicuo Tribunal de Sanción Nacional. El local de la Sociedad Benemérita Fundadores de la Independencia, situado en la cuadra cuatro, fue la casa destinada para el Mariscal Andrés Avelino Cáceres, y en su frontispicio superior tiene un mosaico polícromo en que se aprecia a Leguía entregándole al héroe los Despachos de Mariscal, en presencia de sus hijas y de Pedro José Rada y Gamio. Este mural fue diseñado por Luis Ugarte y fabricado por Montellato en Venecia. Los norteamericanos regalaron el monumento a Washington, copia de un original de Houdon, ubicado en la cuadra cinco, frente a la embajada yanquee; Francia, la estatua del Almirante Du Petit Thouars.

En este bicentenario la avenida Arequipa sufre la presión demográfica y automovilística que arrasará con cualquier norma que pretenda paralizar el desarrollo. Basadre advierte (Tomo XIV) el error y paradoja de que el boulevard central destinado a peatones es más ancho que las pistas para vehículos. Son viables nuevas edificaciones, pero respetando los espacios y monumentos que tengan valor histórico.

III

De las comisiones burocráticas nombradas para estas efemérides –si es que existen— nadie sabe de sus actividades. La municipalidad de Lima se ha empeñado en la limpieza y restauración mínima de las estatuas y no se conoce ningún aporte importante del gobierno por el bicentenario, salvo la vacunación por la pandemia.

IV

Hace quince años el Municipio Metropolitano de Lima restringió el uso de lugares públicos como la emblemática Plaza San Martín, pretextando proteger el patrimonio cultural. Mediante una acción de amparo logré que se continúe utilizando, la plaza con el monumento al Libertador inaugurada el 27 de julio de 1921, como ágora de mítines populares. Alegué que la ley 24047, sobre el patrimonio Cultural de la Nación, se dictó para garantizar la protección de todo el Patrimonio Cultural, constituido por bienes muebles e inmuebles. La UNESCO declaró Patrimonio Cultural de la Humanidad al Centro histórico de Lima y otros lugares como los monasterios de San Francisco, Santo Domingo, San Agustín, el convento de Los Descalzos, el Palacio Torre Tagle, la casa Courret.

Lamentablemente, esa declaración no incluyó a la bella Plaza San Martín, quizá por ser una obra de 1920. No forma parte de la ciudad prehispánica ni de la hispánica, ni de la Republicana decimonónica. Ese recinto ha sido escenario de grandes acontecimientos en la vida política nacional. Se vivaron los discursos de Haya de la Torre en 1931, 1936, 1945, 1956 (con José Gálvez y Raúl Porras) porque el APRA estaba proscrita, 1962, 1963, 1980 y 1985. El uso de la plaza es de relevancia histórica. Como dijera el propio Haya, en el mitin de mayo de 1945, “es un ágora de manifestaciones inolvidables”.

En este bicentenario, ya ni si quiera se recuerda a los monumentos históricos ¿Cómo será en el tricentenario?

(*) Jurista, exconstituyente, exdiputado y exsenador de la República.


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