Comerciantes de la victoria denuncian a hampones de las bandas conocidas “los malditos del porvenir” y “la jauría de Trujillo”.
Una banda de hampones extorsionadores bautizada como ‘Los Malditos del Porvenir’, en La Victoria han impuesto cupos hasta S/ 10,000 a cada comerciante por el servicio de “resguardo” a sus establecimientos y en caso de oponerse a pagarlo sus negocios son atacados con explosivos.
Un informe del noticiero Latina Noticias reveló el número de contacto de uno de los integrantes de esta agrupación delictiva y se pudo constatar cómo operan estos delincuentes que viven atemorizando a decenas de propietarios de puestos comerciales.
Los agraviados, quienes prefirieron el anonimato, mostraron videos que les envían estos malhechores mostrando armas, como amenaza si se niegan a pagar la tarifa exigida.
“Por todos lados tenemos gente para resolverte cualquier problema […] Con ese stickers los muchachos ya aquí conocen, todos los bandidos conocen. De ahí hablamos el tema de la mensualidad [pago por ‘resguardo’]”, señaló uno de los integrantes de esta banda.
Luego otro miembros de este grupo delictivo estableció contacto. “Mira quien te está hablando es Giancarlo de ‘Los malditos del Porvenir’. Cualquier cosa que te digan yo soy Giancarlo. Pregunta a quien tú quieras en Trujillo”, señaló.
Un sticker luego del pago
Si el empresario no accede a pagar, la primera acción que toman contra los dueños de negocios es el asalto a mano armada. “A mí me han asaltado como dos veces cuando tenía mi tienda ahí”, contó uno de los comerciantes agraviados.
Mientras, los que acceden a pagar el cupo para ese “resguardo” de su negocio reciben un sticker con el mensaje “La jauría Trujillo” que viene acompañado por el dibujo de un lobo aullando. Esta etiqueta es colocada en su local. Las tarifas exigidas van entre S/ 500 y S/ 10,000 que pueden ser pagadas al mes o de forma semanal.
Frente a estas amenazas, el coronel PNP Víctor Revoredo, jefe de la División de Homicidios, llamó a los comerciantes a no acceder, porque traen como consecuencia presiones, lesiones de carácter psicológico y hasta atentados contra su propia integridad”.