Las protestas en Sri Lanka parecen reavivarse en la calle a pesar de la nueva elección de un mandatario.
El Parlamento de Sri Lanka ha elegido este miércoles a un nuevo mandatario: Ranil Wickremesinghe, primer ministro de la nación y uno de los políticos señalados a lo largo de la revuelta exitosa que, la semana pasada, causó la caída del mandatario Gotabaya Rajapaksa. Tras la huida de Rajapaksa a Singapur y su siguiente renuncia, Wickremesinghe juró el cargo como mandatario interino. La cámara debía elegir, no obstante, a un nuevo jefe para redirigir el rumbo de la nación, monumental en la peor crisis económica a partir de su libertad de Reino Unido en 1948. La escasez de suministros básicos (combustible, medicinas o alimentos) sacó a la calle a millones de habitantes que, tras asaltar el palacio presidencial el 9 de julio, derrocaron al régimen.
La votación de Wickremesinghe no augura buenas noticias, al menos para el mantenimiento del bienestar social. La acampada que, a partir del pasado abril, permanece en el parque Galle Force, en el recorrido marítimo de Colombo, exigió la salida del mandatario Rajapaksa, a quien los manifestantes acusan de haberse lucrado a su costa. Empero además la de su primer ministro Wickremesinghe.
Tras el histórico asalto al palacio, los dos anunciaron que abandonarían el cargo anteriormente del miércoles 13 de julio, sin embargo, incumplieron su promesa. Aquel día, los manifestantes ocuparon a lo largo de unas horas las oficinas del primer ministro, lo cual abandonó imágenes para la historia, con adolescentes manifestantes paseando por el palacio colonial bajo la mirada de los militares.
En la elección del Parlamento celebrada este miércoles, el nuevo mandatario ha obtenido 134 votos (de un total de 225) ante su primordial contrario, Dullas Alahapperuma. Wickremesinghe ha obtenido el respaldo mayoritario del partido en el poder, Sri Lanka Podujana Peramuna (SLPP), que disfruta de una extensa mayor parte debido a la aplastante victoria de Rajapaksa en las elecciones de 2019.