El jefe de la agencia de inteligencia Bill Burns lanza alerta durante foro sobre seguridad en Aspen, Estados Unidos.
China saca conclusiones de la guerra de Rusia en Ucrania que la llevan a inclinarse por el uso de la fuerza contra Taiwán, de modo que la pregunta no es si invadirá sino cuándo y cómo, estimó el jefe de la CIA.
“Nos parece que (la guerra en Ucrania) realmente no afecta al tema de si los líderes chinos podrían optar por usar la fuerza contra Taiwán en los próximos años, sino cuándo y cómo lo harán”, dijo el jefe de la agencia de inteligencia estadounidense Bill Burns durante un foro sobre seguridad en Aspen, Estados Unidos.
Sin embargo, relativizó el riesgo de que el presidente Xi Jinping pase a la acción antes de finales de año, pese a que algunos analistas creen posible que lo haga después de una importante reunión del partido comunista.
“Estos riesgos van en aumento, nos parece, cuanto más avanza en esta década”, dijo.
Beijing probablemente esté “inquieta” viendo la guerra en Ucrania, analizó el jefe de la agencia, calificándola de “fracaso estratégico” para Vladimir Putin que creía poder derrocar el gobierno ucraniano en una semana.
Burns estima que China lo interpreta como una prueba “de que no se logran victorias rápidas y decisivas” sin poner muchos medios militares.
“Creo que la lección que los dirigentes y militares chinos están aprendiendo es que es necesario acumular una fuerza abrumadora” para ganar, afirmó, insistiendo en la importancia de “controlar el espacio de la información” y la preparación para posibles sanciones económicas.
El jefe de la CIA también consideró, en línea con anteriores declaraciones de Washington, que China, a pesar de su apoyo verbal, no brinda apoyo militar a Rusia en su guerra en Ucrania.
Estados Unidos está preocupado por el aumento de la presión militar de Beijing en los últimos años contra Taiwán, una isla democrática que China considera parte de su territorio y se propone recuperar algún día.
El Ministerio de Defensa de Taiwán denunció a principios del mes de julio una nueva incursión de aviones de combate chinos en su zona de seguridad del estrecho, en el último episodio de una serie de incidentes similares que la isla —autoproclamada independiente pero cuya soberanía reclama Beijing— denuncia como una agresión.