César David Gallo Lale
A unos días del deceso del Gral. de División EP Francisco Morales Bermúdez Cerruti a sus casi 101 años de vida, sería muy largo escribir una semblanza de todos sus logros y pasajes durante toda su existencia y carrera, por lo que solo me voy a referir a lo que considero más importante y a sus últimos años, en especial al período de la etapa del Bicentenario, etapa a la que él la llamó con mucha tristeza, el año del oprobio al Perú.
Pues ésta se inició con la instalación de un gobierno fraudulento seguimiento de Sendero Luminoso de tendencia comunista, marxista, maoísta, el mismo que fue llevando al Perú en forma sistemática al caos político, económico, psicosocial en el que se encuentra actualmente nuestro Estado Nación.
Todo esto, aunado a una banda corrupta instalada y dirigida subrepticiamente por intereses extranjeros con una participación directa de unos traidores a la patria, los cuales burlándose de la Constitución del Estado han desaparecido los pocos visos de democracia que existía en nuestra patria antes de que asuma el poder el sombrero; y es que no se puede calificar de otra manera viendo y analizando la gama de hechos delictivos sucedidos en nuestro país en menos de un año.
Francisco Morales Bermúdez, con el pergamino de haber seguido innumerables cursos militares y civiles en el Perú, la Republica de Argentina, los EE.UU., entre otros y los logros alcanzados siendo ministro de Hacienda en el primer gobierno del Pdte. Belaunde a pesar de ser un Oficial en actividad, caso sui generis en un gobierno elegido por el pueblo, también ministro de Guerra en el Gobierno Revolucionario del Gral.
Juan Velasco Alvarado, Comandante Gral. del Ejército y presidente del Perú durante los años 1975–1980. Quien logró además publicar una serie de libros de carácter militar y experiencias de vida en los ámbitos de administración, tecnología, ingeniería etc. a través del tiempo, e incluso con más de 90 abriles escribir las obras “Política, Sociedad y Acción Humana” y “Mi última Palabra” 2016 y 2018 respectivamente, los cuales me los dedicó con mucho aprecio, ya que establecimos una amistad profunda en los últimos años de su vida, al igual que otros oficiales de Ejército y Marina contemporáneos con mi persona y grado militar, con los cuales tuvimos el privilegio de disfrutar de su experiencia a través de sus sabios consejos y amplias conversaciones, en reuniones a veces acompañados de unos whiskys que daban más sazón a las pláticas respecto al estado actual del mundo y sobre todo de la desastrosa situación a la que había llegado nuestra patria, con el respectivo sufrimiento del pueblo peruano, coyuntura que jamás se imaginó como la gran mayoría de peruanos.
Aún con algunos detractores que después de su muerte sostienen que las huelgas de los trabajadores fueron lo que lo llevó en ese periodo a entregar el poder a la civilidad, hecho que jamás lo consideró cierto y nosotros tampoco porque ese fue su objetivo cuando asumió la presidencia en 1975.
Igualmente, en el ámbito militar se decía en la época que debíamos enfrentar a Chile y recuperar los territorios perdidos, él nos explicó y siempre sostuvo que en una guerra nunca hay un ganador, los dos pierden y si no hay una economía sólida, el país se desgasta al tope, vienen los reclamos internacionales, además del distanciamiento entre países y es el pueblo a las finales el que más sufre, en una entrevista de un periodista que le preguntó al respecto, contestó claramente “El Perú no desea una guerra, pero si nos atacan o quieren arrebatarnos parte de nuestro territorio, seremos unas fieras para defenderla”.
Volviendo a la época actual y con los últimos sucesos relacionados con el cambio nuevamente del Ministro del Interior, 7mo. en menos de un año y solo después de 15 días de gestión, aunado a las rencillas en el Congreso por la Presidencia de la Mesa Directiva que agravan más la situación del país, salen a relucir sus pensamientos respecto a que la acción de las FFAA y PNP ES IMPRESCINDIBLE para dar solución a tan grave problema que vive el país, bastaría solo con quitarle la confianza a Castillo y establecer un gobierno cívico-militar para realizar los cambios que se necesitan en el aspecto jurídico y dar viabilidad a la solución de los diferentes problemas que afronta la nación y repercuten en el pueblo que es el que más padece por las acciones de unos pocos que gobiernan mal de acuerdo a sus intereses.
Al respecto, el Gral. Morales Bermúdez siempre decía que para tomar esa decisión, el militar que lo haga debe de renunciar a su propia vida en defensa de la patria y no tener miedo ni siquiera de ir a prisión, es la época que les ha tocado vivir y la responsabilidad es ahora de ellos y lo saben perfectamente ya que casi hasta el final de su vida, presidió el Consejo Superior del Ejército con presencia de algunos Oficiales de alto mando en Actividad y el Grupo de los 9 con Oficiales Generales en situación de retiro.
Tan emocionado estaba que en todo momento anhelaba ver que se pronuncie su proclama que el mismo había elaborado y hasta en su lecho ya enfermo dijo que era un soldado y que había cumplido con su deber.
Lástima que no vivió para ver al Perú libre como era su deseo y que se cumpla lo que reza el Himno de nuestro querido Ejército “EL EJERCITO UNIDO A LA HISTORIA, CON PROFUNDA Y VIRIL TRADICION, SE CORONA CON LAUROS DE GLORIA, AL FORJAR UNA LIBRE NACION” sobre todo al terminar el año del Bicentenario. Desde el cielo y con la ayuda de Dios ojalá se ilumine un “VERDADERO SOLDADO” que tome la decisión por el bien del Perú y nuestro pueblo.
(*) Teniente General FAP en retiro