Las más prestigiosas Universidades de USA han violado la ley al no declarar miles de millones de dólares que han recibido de Qatar, país que financia el terrorismo internacional y sirve de refugio y residencia de los líderes de dicho terrorismo.
Qatar, país musulmán que sobornó a representantes de las federaciones de futbol en la FIFA para obtener la sede del Torneo Mundial de 2022, que provocó la muerte de miles de trabajadores en la construcción de sus estadios y que financia entre otros grupos terroristas islamistas a Hamas, sigue en su política de imponer al mundo su ideología criminal de muerte, asesinatos y eliminación de todo vestigio del bien sobre la tierra usando sus ilimitados recursos económicos provenientes de sus yacimientos petrolíferos, corrompiendo a los responsables de la educación al más alto nivel. Verdaderos lavados cerebrales a la juventud para inculcarles su ideología de la maldad y la perversión.
Qatar ha surgido en los últimos años como el principal donante de las escuelas estadounidenses, repartiendo US$ 5.6 mil millones a 61 escuelas estadounidenses desde 2007, incluidas las universidades de Stanford y Columbia y las ligas de Ivy como Yale, la Universidad de Harvard y la Universidad de Cornell, según los registros de financiación revisados por el Washington Free Beacon en febrero.
Qatar, dicen los expertos, ha ayudado a la propaganda a favor de grupos terroristas islamistas en el campus y usa su dinero para sofocar las críticas de los lazos de larga data que tienen con Hamas, Irán y otros regímenes malignos.
Las Universidades en USA están obligadas por ley a declarar todos los donativos de fuente exterior que excedan los 250 mil dólares. Tomemos como ejemplo la Universidad de Yale, cuyo caso se repite con las demás.
El Instituto de Estudio Global del Antisemitismo (ISGAP) ha comprobado que la Universidad de Yale sólo declaró en 2015 un donativo anónimo de 284,688 dólares y ocultó donativos de Qatar de por lo menos 15’925,711 US$. Se trata de una violación directa de las leyes federales.
Este dinero ha permitido que Qatar tenga una influencia descomunal en las prestigiosas instituciones que han visto una explosión del antisemitismo en los campus a raíz del ataque terrorista del 7 de octubre de Hamas contra Israel.
El último informe de ISGAP «destaca las actividades financieras que podrían clasificarse como criminales y que potencialmente podrían formar la base de litigios contra varias universidades estadounidenses, incluido Yale».
El grupo Watchdog alega que Yale y otras escuelas están «defraudando al Departamento de Educación de los Estados Unidos (DOE) al no revelar completamente el apoyo financiero que reciben de Qatar». Yale ha recibido «apoyo financiero directa e indirectamente de Qatar», contribuciones que ISGAP dice que «permanecen sin informar al departamento de educación».
Pero esto no termina aquí. Incluye proyectos conjuntos financiados por Qatar que involucran a empleados de Yale, obsequios en especie, proyectos financiados por subsidiarias de Qatar, varios seminarios y conferencias, la publicación de libros distribuidos por la Fundación Qatar, y becas, entre otros proyectos, según el informe.
Yale es una de las muchas escuelas que enfrenta una investigación federal sobre el antisemitismo sin control que ha puesto en peligro a los estudiantes judíos en el campus.
Todo este flujo de dinero acompañado por profesores islamistas recomendados por Hamas y de agitadores profesionales explica los movimientos estudiantiles en favor del Grupo Terrorista Nazi Hamas y en contra de Israel que es la única democracia en el Medio Oriente.