La presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, llamó ayer miércoles a reponer la tranquilidad y el orden constitucional por el caos y anunció una amnistía para los políticos autoexiliados, mientras seguidores de Evo Morales reclamaban el regreso del exmandatario de su asilo en México.
La nueva presidenta defendió este martes el uso de la bandera multicolor whipala, que enarbolaban los seguidores indígenas de Morales, como símbolo nacional junto a la tricolor boliviana.
Con la banda presidencial cruzada en el pecho y una pequeña Biblia en la mano, habló desde un balcón del Palacio Quemado, la casa de gobierno, frente a la Plaza Murillo, a metros del edificio del Congreso donde juró y en cuya planta baja hay un busto de Evo Morales.
“Me comprometo a respetar los derechos de todos, a devolver la independencia de los poderes y reconstruir la democracia. He pedido a las Fuerzas Armadas y a la policía que garanticen la pacificación”, dijo Áñez al anunciar una amnistía para los líderes opositores que se fueron del país.
Mientras hablaba, una marcha de partidarios del exmandatario se dirigía hacia la casa de gobierno -que estaba resguardada por policías y militares- para protestar contra la asunción de Áñez a la que consideran ilegal.
La nueva mandataria prometió que «nunca más» se robará el voto a los bolivianos y pidió un minuto de silencio por los siete muertos que han dejado las protestas en demanda de la renuncia de Morales.
Los adversarios de Morales dicen que éste desconoció dos veces la voluntad popular, en el referendo que rechazó la reelección indefinida en 2016 y en los comicios de octubre pasado