La sonda espacial Voyager 1 se encuentra viajando más allá del sistema solar, a una distancia de 21 mil millones de kilómetros de la Tierra y aún mantenemos comunicación con ella.
La sonda espacial Voyager 1 es el artefacto fabricado por el ser humano que más lejos ha viajado llegando más allá del sistema solar, pero lo sorprendente es que aun estando a 21.000 millones de kilómetros de la Tierra todavía podemos seguir comunicándonos con ella.
Es lo que han hecho los ingenieros de la NASA, que en diciembre del año pasado le mandaron a la Voyager 1 una señal para activar sus cuatro propulsores de trayectoria. Esos propulsores, que no se activaban desde 1980, funcionaron a la perfección.
Los ingenieros tuvieron que esperar 19 horas y 35 minutos para que ese mensaje llegue a la sonda, y otras 19 horas y 35 minutos después verificaron que efectivamente la sonda contestaba indicando que se habían activado dichos propulsores en pulsos de 10 milisegundos.
ToddBarber, uno de los ingenieros del JPL, indicó que aquel acontecimiento fue realmente emocionante para el equipo de ingenieros. Hace años que la Voyager 1 depende de sus propulsores primarios para mantener la orientación adecuada y así poder comunicarse con la Tierra, pero dichos propulsores han ido perdiendo eficiencia.
El cambio a los propulsores de corrección de trayectoria —que se usaron por última vez tras el encuentro de la sonda con Saturno hace 37 años— permitirá alargar la vida útil de la sonda entre dos y tres años antes de que su batería se agote completamente.
Se espera que la sonda se mantenga activa hasta 2025 aproximadamente. Será entonces cuando sus generadores de radioisótopos termoeléctricos no sean ya capaces de suministrar la energía suficiente.
Dudas y más dudas…
Pese a todo ello, el paso de la Voyager 1 al espacio interestelar ha dejado tras de sí un aluvión de interrogantes para los no iniciados en la materia, como cuál será su entorno o qué podremos aprender de ella. Expertos, entre ellos la astrofísica Rosine Lallement, del Observatorio de París, respondieron algunas de esas interrogantes.
Por ejemplo, ¿cómo se sabe que la Voyager 1 alcanzó el espacio interestelar? La densidad del medio en el que se desplaza la sonda es bastante más elevada que el de la burbuja en la que evolucionan la Tierra y los otros planetas del sistema solar. Los astrofísicos han hecho evaluaciones indirectas, a partir de mediciones de onda transmitidas por la sonda, dado que la frecuencia está vinculada a la densidad.
Otra duda es: ¿en qué entorno evoluciona ahora la sonda? Lallement recordó que el espacio interestelar está hecho de gas, el plasma galáctico. No puede visualizarse. Todo lo que se conoce hoy reposa sobre dos modelos. Por primera vez una sonda va a poder explorar ese entorno. Los astrofísicos podrán comparar todo lo que ha sido deducido indirectamente con observaciones directas del gas galáctico.
Si luego todos los instrumentos del Voyager 1 dejan de funcionar, el Voyager 2, sonda hermana, deberá penetrar este medio inexplorado dentro de tres años. Adicionalmente, otra de las interrogantes consiste en las informaciones que se esperan.
“Eso es particularmente interesantes para la física, y principalmente para el análisis de interacciones entre las estrellas y los gases en la galaxia”, explicó la experta. “Lo que se aprende tiene implicaciones directas principalmente con respecto a la interpretación de las supernovas”, estrellas que culminan sus vidas. “El análisis de las supernovas permite, por ejemplo, comprender si el universo está en expansión”, observó Lallement.
También es importante el aspecto de exploración de lo desconocido. “Siempre es interesante ir a ver un poco qué pasa afuera”, señaló la astrofísica. Y si un día se quiere enviar sondas hacia las estrellas, se sabrá más sobre el entorno.
¿Cómo transmite Voyager sus informaciones a la Tierra? Los datos recogidos por los diferentes instrumentos son transmitidos en tiempo real por radio, a un ritmo que parece ridículo en vista de los enlaces Internet actuales: 160 bits por segundo comparados con cinco a ocho millones de bits en promedio para una línea ASL.
Esa señal radio es emitida con una potencia de unos 20 watts, equivalente a un pequeño foco de una lámpara de cabecera. Pero después de haber viajado durante 21.000 millones de km, la potencia recibida en la Tierra es infinitesimal, y es necesario utilizar antenas de 34 a 70 metros de diámetro de la red Deep Space para escucharlas, señalan expertos.
Lo más lejano de nosotros
Recordemos que la Voyager 1, junto a su hermana Voyager 2, portan un disco dorado de grabaciones e imágenes humanas, además de variados detalles, que ofrecerían información sobre su procedencia a cualquier civilización extraterrestre que lograse encontrarlas.
Recientemente, una discográfica ha creado una réplica de dichos discos, junto a una bella obra divulgativa, que homenajean estas hazañas. La sonda, para el 2030 aproximadamente, se perderá entre los gases interestelares y se apagará para siempre, a unos 32.000 mil millones de kilómetros lejos de casa. Sin duda, el aparato humano que más lejos ha llevado nuestra civilización.