Por: Martín Valdivia Rodríguez
¿Alguien puede pensar que Evo Morales no ha influido para torcer la decisión popular y meter mano en los resultados electorales del domingo pasado? ¿Alguien duda que su gobierno controla todos los poderes del Estado, incluido el Tribunal Supremo Electoral (TSE)? Pocos deben ser lo ingenuos que piensan que no. Sin duda, Morales – quien pretende quedarse en el poder por 18 años – no sólo controla todo el aparato estatal, sino que ha manipulado groseramente los votos de los millones de bolivianos que fueron a las urnas para pedir un cambio.
Político viejo y cazurro, Evo logró impulsar una polémica sentencia desde la Corte Suprema que ignoró al referéndum al que fue sometida su intención de postularse a la reelección. Toda una jugada maestra que contó con la complicidad de unos magistrados genuflexos y descarados. La luz verde a su intención de postularse nuevamente nacía de un Poder Judicial cuestionado y corrupto, que no tuvo el menor rubor de habilitarlo para un cuarto mandato, alegando que esto era parte de sus “derechos humanos”.
Risible argumento que, sin embargo, le sirvió para ponerse frente a su principal contendor, el expresidente Carlo Meza, quien la misma noche del domingo desconoció el triunfo en primea vuelta de Morales, invocando un proceso fraudulento que se sustenta- ente otras cosas – en la demora premeditada que tuvo el sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP) al reanudar el conteo rápido luego de 23 horas de una sospechosa interrupción.
Lo cierto es que esos resultados fueron creciendo a favor de Evo al paso de las horas. En Bolivia, dice la ley, el candidato mayoritario debe sobrepasar en un 10% de los votos a su contendor. Morales, tras el silencio de la TREP, sobrepasa por décimas a Meza, dejándolo, supuestamente, fuera de carrera. Evo no quiere dejar el poder y apelará a todo su poder para quedarse hasta el 2025, si es que así lo desea.
Por ahora, la situación en Bolivia es muy tensa. Nada hace presagiar que no se convierta en otro foco de violencia luego de Ecuador y Chile. Lo que se viene para el país altiplánico es muy complicado, pues de ganar Evo (que es lo más probable), afrontará una oposición dura y compleja. Para Meza, de ganar en una segunda vuelta, gobernar será muy complicado pues tendrá un parlamento netamente opositor. La pradera en Latinoamérica está prendida y nadie se atreve a apagar el incendio. Porque lo q digo y escribo siempre lo firmo.