Eneva (80 %) y Atem (20 %) ganan derechos para explorar hidrocarburos en Jappim, desatando protestas ecologistas
Eneva (80 %) y la refinería Atem (20 %) obtuvieron derechos para la explotación de petróleo y gas en una acumulación marginal de hidrocarburos en Jappim, ubicada en la cuenca sedimentaria del Amazonas, en plena selva tropical.
Esta zona fue la primera en ser subastada en el Cuarto Ciclo de la Oferta Permanente de Concesiones, un proceso que se extenderá a lo largo del día y busca otorgar derechos para la explotación de petróleo y gas en 602 bloques distribuidos en 33 regiones de Brasil, según la Agencia Nacional del Petróleo (ANP), el organismo regulador.
El consorcio ganador del primer bloque, el único participante en la subasta, presentó una oferta de 165.000 reales (aproximadamente 33.000 dólares) por los derechos de explotación del área, comprometiéndose además a realizar inversiones por 1,2 millones de reales (aproximadamente 240.000 dólares) en la concesión.
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Eneva posee actualmente doce concesiones para la explotación de hidrocarburos en los estados amazónicos de Amazonas, Mato Grosso do Sul y Maranhao, así como en el estado de Goiás. De estas concesiones, extrae 9 millones de metros cúbicos de gas diariamente para alimentar generadoras térmicas, con una capacidad total de producción de 6,3 gigavatios (GW) de energía.
Atem, su socia minoritaria en el consorcio, fue la empresa que adquirió la refinería que la petrolera estatal Petrobras tenía en Manaos, la mayor ciudad de la Amazonía.
La subasta, celebrada en un hotel de Río de Janeiro, estuvo precedida por una manifestación de activistas ecologistas liderada por Greenpeace. La protesta se centró tanto en la continuación de Brasil de subastar concesiones petroleras como en la inclusión de áreas en la Amazonía, a pesar de la vulnerabilidad de este bioma.
Al inicio de la subasta, el director general de la Agencia Nacional del Petróleo, Rodolfo Saboia, declaró que no existe contradicción alguna entre la concesión continua de derechos para la explotación de petróleo por parte del país y el compromiso reafirmado por el Gobierno en la COP28 de acelerar su proceso de transición energética.
El líder señaló que la transición será gradual y onerosa, y destacó la necesidad de que Brasil continúe produciendo petróleo como fuente de financiamiento para respaldar la sustitución de los combustibles fósiles.
Asimismo, indicó que, dado el carácter prolongado de la transición que podría extenderse por varias décadas, es crucial que Brasil continúe subastando nuevas concesiones. Esto evita que la producción de petróleo decline a principios de la próxima década, lo que podría obligar al país a depender de importaciones de combustibles fósiles.
“Parece una contradicción, pero la transición energética no será tan rápida. Aún hay costos para financiar las nuevas infraestructuras y desafíos tecnológicos que no se superarán en los próximos diez años. Sin una mayor producción volveremos a ser dependientes de las importaciones”, afirmó.
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