La irrupción de la pandemia del nuevo coronavirus está suponiendo una crisis sin precedentes a escala global. El mundo no ha vivido un brote de enfermedad de esta magnitud en ningún momento de la historia reciente. Por ahora las consecuencias que dejará el virus tras de sí sólo pueden adivinarse, pero se anticipa que pueda dejar secuelas importantes a nivel mundial.
Además de los miles de muertes con los que se está saldando por los cinco continentes, el Covid-19 se está dejando notar en otros muchos ámbitos. Entre ellos está el impacto negativo que tiene el rápido contagio del coronavirus sobre el sistema financiero. En concreto, las bolsas de valores están sufriendo duros golpes y el mercado se está resintiendo fuertemente. Con una paralización casi completa de toda actividad salvo servicios esenciales en muchos países, la inversión en acciones ha caído en picado, en especial las que se refieren a acciones en empresas de bienes de consumo.
Tanto los negocios de venta al por menor como las industrias del transporte y del viaje han sufrido los mayores impactos negativos. El golpe se nota también en otros sectores económicos: desde el negocio del juego hasta las aerolíneas pasando por los hoteles, el mundo del deporte, las empresas automovilísticas, la industria del cine y las actividades de shipping.
Inversiones actuales y futuras
A la luz de esta situación un tanto caótica y con caídas nunca antes vistas (como la del Dow Jones el 16 de marzo) los inversores se están preguntando cómo gestionar su cartera de inversiones.
Hace unas semanas las recomendaciones eran alejar las inversiones de empresas con actividad en China. Sin embargo, ahora que el gigante asiático parece estar recuperándose y las zonas más afectadas se encuentran en Europa y en el continente americano, las recomendaciones son distintas.
Los inversores se encuentran ahora más atraídos a los bonos soberanos. Tanto es así que las compras de títulos de deuda estadounidense a 10 años han hecho descender las rentabilidades de estas de un 1,82% a un 1,58%.
Además de esto, los valores defensivos y el oro han seducido a los inversores por su carácter de menor volatilidad.
Los expertos de UBS apuntan también a la inversión en los sectores potenciados por la población en confinamiento. Las industrias beneficiadas por los consumidores, que han de quedarse en casa y que no pueden viajar, son principalmente aquellas ligadas al consumo online, al comercio electrónico y las de reparto de comida a domicilio.
De todas formas, hay que tener en cuenta que la rápida evolución de esta situación y su volatilidad hacen que no sea tan fácil predecir el futuro de la economía. Según economistas que miran de cerca la situación en Italia y en España, al fin y al cabo el futuro cercano está en nuestras manos: cuanto más pánico y más irresponsabilidad haya, mayor impacto habrá en la economía. Y cuanto antes salgamos de esta crisis, menor será el impacto financiero.
Pese a todo, la trayectoria de los mercados bursátiles en las últimas semanas ha sido una de las peores que se han vivido en el mundo financiero desde la crisis del 2008, hace poco más de una década. Es difícil predecir lo que pasará en los meses siguientes, ya que lo que ocurra con los mercados dependerá de las acciones colectivas y gubernamentales de todos los países afectados por la pandemia.