Esta mujer es una líder empoderada de Chinchero que también impulsa la preservación del tejido ancestral
Marleny Callañaupa Quillahuaman nació en las cercanías de la laguna de Piuray, en el distrito de Chinchero, provincia de Urubamba en Cusco. Fue una de las precursoras en la implementación del turismo vivencial en su comunidad y a lo largo de los años ha aprendido hasta cinco idiomas, además del quechua y el español.
Marleny Callañaupa Quillahuaman es la primogénita de siete hermanos, está casada con un artesano y es madre de cuatro hijos. Desde su adolescencia, empezó a interactuar con visitantes nacionales y extranjeros que llegaban al parque arqueológico de Chinchero. De manera cercana, experimentó la superación al adaptar su hogar para ofrecerles alojamiento.
A los 20 años, Marleny Callañaupa Quillahuaman recibió a una familia estadounidense. Los guió por las orillas de la laguna Piuray y luego les ofreció hospedaje en su humilde hogar. A partir de esa experiencia, se dio cuenta de que Cusco no solo era un lugar de piedras y paisajes, sino también un espacio fascinante para el intercambio cultural.
Para comunicarse, utilizó principalmente diccionarios. Con textos pequeños, aprendió inglés, francés, italiano, portugués, alemán y un poco de japonés. Asegura que no asistió a institutos o universidades, pero su comunidad, convertida en un lugar cosmopolita, le enseñó de manera acelerada.
Marleny sabe cómo hacer que los extranjeros vivan la increíble sensación de estar a 3,772 metros sobre el nivel del mar. «Les mostramos nuestra vivencia, nuestros bautizos, el matrimonio andino, lo que es propio de nuestra comunidad», afirma.
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Protagonista de especial en Nat Geo
La manera en que compartía experiencias con los turistas llevó a que la cadena National Geographic promoviera un documental cuatro años después de que instituyera el turismo vivencial en Chinchero. En este documental, se narró que los visitantes llegan para conocer la laguna de Piuray, la madre tierra o Pachamama, los apus o deidades andinas, el sentido de reverencia con las hojas de coca y k’intus, así como las ceremonias espirituales dedicadas a cada deidad.
Después de despertar el interés de los visitantes con el turismo vivencial y contribuir a su popularización en Chinchero, Marleny decidió dedicarse a la textilería utilizando fibras de alpaca, llama y oveja, empleando técnicas ancestrales en un espacio que ella llama «Awana Wasi». Esta experiencia, junto con su creciente conocimiento, le abrió las puertas a nivel internacional, ya que diversas organizaciones la invitaron a exponer su cultura. Incluso, recientemente, ha participado en eventos relacionados con el cambio climático y cómo afecta su entorno.
Marleny Callañaupa afirma haber recibido invitaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y haber viajado a lugares como Nueva York, los principales museos de Japón, Tokio, Corea, Dubái, España, Italia, Francia y Alemania. En estos países, no tuvo dificultades para entablar diálogos gracias a su habilidad con varios idiomas.
“He llevado plantas nativas, plantas utilizadas para tintes, jabones y detergentes naturales. Les comento como nosotros nos lavamos los cabellos, la roba con agua de la quinua, y cómo hacemos nuestros tintes naturales con cochinilla, ch’ilka, palopalo”, resalta.
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