Jalid Sheij Mohammed fue capturado 2 años después del atentado y retenido por la CIA en un lugar secreto por 4 años y hasta la fecha no es juzgado
Jalid Sheij Mohammed, nacido en Kuwait, con estudios en Estados Unidos antes de enrolarse en las filas de Osama Bin Laden y luchar por Afganistán en la década de 1980, está considerado como el “cerebro” del atentado a las Torres Gemelas del 11 de setiembre del 2001. E increíblemente a pesar de haber sido capturado en el 2003 en Pakistán, y haber transcurrido 20 años del descomunal atentado, aún no es juzgado.
El ex agente del FBI, Frank Peregrino que desde los años 90 lo tenía individualizado como un terrorista de elite y el cerebro del derribamiento de las Torres Gemelas, nunca pudo investigarlo como era debido, porque Sheij, desde su atención fue retenido por la CIA por espacio de cuatro años supuestamente para interrogarlo y luego recluido en el inexpugnable penal de Guántanamos, lo que ha hecho imposible enjuiciarlo.
Pero no es el caso solo de Jalid Sheij, sino también del total de los cinco saudíes detenidos como ejecutores del plan de secuestro de aviones y sus estrellamientos en las Torres Gemelas, quienes igualmente pasaron por el mismo proceso de Sheij, de ser retenidos por varios años por la CIA e igualmente guardados en Guántanamo, privándole a los jueces de las facilidades para proceder a desarrollar las acciones judiciales pertinentes.
Invalidarían juicio
Lo inaudito y grave es que según Peregrino, ahora jubilado del FBI, existe el riesgo que pasen otros 20 años sin que se produzca el juzgamiento de los cinco saudíes detenidos, incluido Sheij, a lo que se debe sumar la posibilidad de que los acusados invaliden los juicios, porque sus confesiones fueron arrancadas por la CIA en base a procedimientos de torturas como el sumergimientos en agua, lo que anularía su validez.
Pellegrino recuerda que el 11 de setiembre del 2001 estaba en una habitación de hotel en Malasia cuando vio las imágenes de la TV de los aviones chocando contra las Torres Gemelas, y dedujo sin pensarlo que en esa operación tendría que estar implicado Jalid Sheij Mohammed», al que había perseguido por tres décadas, por su participación en el atentado con bomba de 1993 contra el World Trade Center.
El agente del FBI se dio cuenta de la magnitud de la ambición de Mohammed en 1995 cuando fue vinculado a un complot para estrellar aviones sobre el Pacífico.
Lo ayudaron a escapar
A mediados de la década de 1990, Pellegrino estuvo cerca de capturarlo en Qatar. Al llegar aquí le dijo al embajador y a otros funcionarios de la embajada que tenía una acusación contra Mohammed por el complot que involucraba aviones. Pero, los diplomáticos le dieron la espalda, porque no querían causar problemas en diversas negociaciones con los qataríes.
«Hubo indignación, rabia y frustración», dice. «Supimos en ese momento que fue una oportunidad perdida». A pesar de tenerlo a su alcance, al parecer Mohammed recibió una alerta sobre el interés de Estados Unidos en él y huyó de Qatar para terminar en Afganistán.
Durante los años siguientes, el nombre de Jalid siguió apareciendo, a menudo en las listas telefónicas de sospechosos de terrorismo arrestados en todo el mundo, lo que dejaba claro que estaba bien conectado.
Fue durante estos años que acudió a Bin Laden con la idea de entrenar a los pilotos para volar aviones contra edificios dentro de Estados Unidos.
Y luego sucedió lo de las Torres Gemelas. Las sospechas de Pellegrino sobre el papel de KSM resultarían acertadas cuando una figura clave de al-Qaeda bajo custodia lo identificó. «Cuando descubrimos que él era el tipo, no hubo nadie que se sintiera más miserable que yo».
Por fin, arrestado
En 2003, dos años después de las Torres Gemelas, Mohammed fue localizado y arrestado en Pakistán. Pellegrino esperaba que lo llevaran a juicio bajo la acusación en la que él había trabajado. Pero luego desapareció. La CIA lo había llevado a un «lugar negro» donde se utilizaban «técnicas mejoradas de interrogatorio».
A Mohammed le aplicaron el «waterboarding» -algo descrito como «casi ahogamiento»- al menos 183 veces. Confesó múltiples complots durante ese tiempo. Pero un informe del Senado descubrió más tarde que gran parte de la inteligencia supuestamente conseguida había sido inventada por el detenido.
La CIA en lugar de ponerlo a disposición del FBI fue trasladado a la Bahía de Guantánamo en 2006, fecha en que recién se permitió el acceso del FBI. En enero de 2007, Frank Pellegrino se encontró cara a cara con el hombre al que había perseguido durante tanto tiempo.
El ex agente del FBI no reveló los detalles de lo que se dijeron. Pellegrino describe al sospechoso de terrorismo más infame del mundo como un «Kardashian» en su ansia de atención, y dice que no muestra remordimiento.
Más retrasos
Después de seis días de conversaciones, Mohammed finalmente indicó que ya tenía suficiente. «Y eso fue todo», recuerda Pellegrino, sin obtener nada. Los intentos posteriores de hacer justicia para el 11 de septiembre han fracasado.
Luego vino un tribunal militar en Guantánamo. Pero los retrasos en los procedimientos, agravados por la pandemia de covid que cerró la base, lo han vuelto un proceso prolongado.
David Niven, el abogado de Mohammed desde el 2008 le dijo a la BBC que espera «algo aproximado a los 20 años para una resolución completa del proceso». Dice que el juicio no está cerca de comenzar Pero aún no están cerca de comenzar, dice, y que el juez nombrado es «el octavo o noveno magistrado que ha tenido a cargo el proceso judicial en ciernes.
El juez tiene que familiarizarse con alrededor de 35.000 páginas de transcripciones de audiencias anteriores y miles de mociones en lo que Nevin describe como «el juicio penal más grande en la historia de Estados Unidos».
Sensación de fracaso
Niven revela que cuando Mohammed fue retenido en una parte ultrasecreta de la base naval de Guantánamos, los abogados fueron colocados en una camioneta con las ventanas oscurecidas y conducidos durante 45 minutos para desorientarlos.
Otra razón por la que Niven cree que el proceso se ha prolongado es porque se trata de un caso de pena de muerte y eso conlleva más consecuencias. «Habría terminado hace mucho tiempo si el gobierno no hubiera buscado ejecutar a estos hombres».
Pellegrino retrasó su retiro del FBI por tres años con la esperanza de que se completara el tribunal militar de Mohammed en Guantánamo, en el que espera testificar.
Pero el veterano agente especial llegó a la edad de jubilación y acaba de dejar el cargo. Después de haber cruzado el mundo en busca de pistas sobre Mohammed, ahora siente una fuerte sensación de fracaso y se pregunta si capturarlo en la década de 1990 podría haber evitado el 11 de septiembre.