Por: Omar Chehade / Lamentablemente hace varios años el estado peruano viene perdiendo la guerra contra la delincuencia. Es alarmante como se viene incrementando el crimen organizado y común. Hoy nos roban y nos amenazan con pistola en cualquier sitio y a cualquier hora. La delincuencia no tiene pico y placa, ha desbordado en todos los distritos, no solo de la capital, sino del Perú. No solo es culpa de la migración venezolana que influye, pero no determina, sino, fundamentalmente, de la incapacidad de la mayor parte de nuestras autoridades gubernamentales.
Hasta antes de la unificación de la Policía Nacional en 1986, con menos de dieciocho millones de habitantes existía cerca de 19,000 agentes de inteligencia muy bien capacitados dentro de la P.I.P. (Policía de Investigaciones del Perú) que desarticulaban las bandas criminales y tenían funciones no solo de investigar los ilícitos cometidos, sino especialmente prevenir el delito.
Después de la unificación policial dictada por el ex presidente Alan García, la capacitación policial fue decreciendo, al punto que hoy en día con alrededor de 32 millones de habitantes que tiene el Perú, solo tenemos 4,500 agentes policiales de inteligencia, es decir, la cuarta parte de la que existía en 1985 y con casi el doble de población nacional.
Todo un despropósito. Ahora no solo existe bandas criminales y de secuestradores, sino también de sicarios, cosa que era inimaginable hace 20 años. Cuando en antaño hablábamos de sicarios, nos imaginábamos la triste realidad de nuestros hermanos colombianos y mexicanos. Ahora el Perú tiene para exportar.
Consecuentemente, ante esta dura y extrema realidad, los peruanos tenemos que optar por posiciones extremas. No demagógicas y antitécnicas como las que propuso el ministro del Interior de eliminar la seguridad de muchos dignatarios, sino de ser inteligentes y responder con todo el material que tenemos a la mano contra la lacra delincuencial.
Los sistemas de inteligencia no están dando los resultados que esperamos, por tanto, hay que mejorar sustancialmente la inteligencia preventiva desarticulando las bandas criminales organizadas. Asimismo, debe mejorarse la coordinación con las municipalidades dotándose de herramientas que colaboren con la policía, entre otras cosas, serenazgos con armas no letales.
Creemos que parte de la solución es que las Fuerzas Armadas, por un plazo perentorio y de emergencia, complemente el cuidado del orden interno junto a la Policía Nacional. Lamentablemente vemos que la Policía no se está dando abasto en el cuidado de las calles, por eso es que la intervención de nuestras Fuerzas Armadas, serán, entre otras cosas, disuasivas parta vencer a estas hordas criminales.
Estamos seguros que la intervención de los militares tendrá la aprobación y el apoyo de la mayor parte de la población. Es voluntad y decisión política del presidente de la República, como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y policiales poder llevar a cabo este plan. Si el Jefe de Estado toma esta importante medida, que esté seguro que el nuevo Congreso lo respaldará proveyéndolo de la normativa constitucional.
(*) Electo Congresista de la República