Las provincias de Zaragoza, Gipuzkoa y Zamora mostraron los mayores incrementos
El aumento de las temperaturas estivales en España está generando un notable incremento en los ingresos hospitalarios por diversas patologías, según una reciente investigación del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y del Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica (Inserm) de Francia. Este estudio, que abarcó datos de más de 11,2 millones de ingresos hospitalarios entre 2006 y 2019, subraya la importancia de comprender cómo el calor extremo afecta a las poblaciones vulnerables para desarrollar estrategias de mitigación efectivas.
El análisis realizado por ISGlobal incluyó ingresos hospitalarios a través de urgencias en 48 provincias españolas, revelando que el calor tiene un impacto significativo en trastornos metabólicos y relacionados con la obesidad, insuficiencia renal, infección urinaria, sepsis, urolitiasis, y otras condiciones. Hicham Achebak, investigador del Inserm e ISGlobal, destacó en un briefing que la deshidratación es un factor subyacente en muchas de estas patologías.
«La deshidratación puede provocar la formación de cálculos renales y favorecer la proliferación de bacterias en el tracto urinario», explicó Achebak. Aunque el calor no afecta directamente a las enfermedades endocrinas, la falta de hidratación adecuada sí lo hace, exacerbando las complicaciones renales y metabólicas.
El estudio también señaló que todos los grupos de edad son vulnerables al aumento de hospitalizaciones debido al calor, siendo los menores de un año y los mayores de 85 años los más afectados. Esto se debe a la menor capacidad de termorregulación en estos grupos. Además, se observaron diferencias por sexo: los hombres tuvieron un mayor riesgo de hospitalización por lesiones, mientras que las mujeres presentaron un mayor riesgo por enfermedades parasitarias, endocrinas, metabólicas, respiratorias y urinarias.
Achebak enfatizó que no solo las olas de calor prolongadas, sino también los días aislados de temperaturas extremas, pueden provocar un aumento en los ingresos hospitalarios. Esto subraya la necesidad de sistemas de alerta que consideren no solo las olas de calor, sino también estos días de calor intenso.
También puedes leer:
Dina Boluarte opina sobre la tragedia ocurrida en el grifo de VMT
El estudio utilizó datos del Instituto Nacional de Estadística de España, incorporando también variables como la temperatura media diaria, la humedad relativa y las concentraciones de contaminantes atmosféricos. Las provincias de Zaragoza, Gipuzkoa y Zamora mostraron los mayores incrementos en la probabilidad de hospitalización con el calor extremo, mientras que Asturias, Tarragona y Córdoba presentaron una reducción en el riesgo.
Achebak destacó que los mecanismos por los cuales el calor afecta la salud aún no están completamente claros, pero parece estar relacionado con la regulación de la temperatura corporal. La adaptación fisiológica y socioeconómica ha mejorado con el tiempo, permitiendo una mejor respuesta ante temperaturas extremas, aunque el riesgo persiste.
El grupo de enfermedades metabólicas y la obesidad fueron los más afectados por el calor, con el riesgo de ingreso hospitalario casi duplicándose en los días más calurosos. Achebak explicó que en las personas con obesidad, la capacidad de perder calor es menos eficaz debido a la grasa corporal que actúa como aislante.
La investigación también consideró otros factores como la humedad relativa y la contaminación atmosférica. Aunque la humedad no tuvo un impacto significativo en la mayoría de las patologías, sí lo tuvo en el caso de bronquitis aguda y bronquiolitis. Asimismo, la contaminación atmosférica exacerbó el riesgo de hospitalización por trastornos metabólicos y obesidad.
Finalmente, Joan Ballester Claramunt, otro investigador de ISGlobal, afirmó que los sistemas de alerta temprana de calor-salud deberían activarse no solo durante las olas de calor, sino también en días de temperaturas extremas no persistentes. Esta investigación resalta la necesidad urgente de adaptar las políticas de salud pública para enfrentar los desafíos que plantea el calentamiento global y proteger a las poblaciones más vulnerables.
