El desafío actual para los docentes no solo radica en la enseñanza
El retorno a la presencialidad escolar completa en Perú, un año después de declararse el fin de la pandemia del COVID-19, ha presentado un nuevo desafío para los docentes de educación inicial: la reeducación de los niños que vivieron el aislamiento social obligatorio. Este contexto ha puesto de relieve la importancia del aprendizaje de valores como un pilar fundamental en la educación inicial, según la decana de la Facultad de Educación de la Universidad San Ignacio de Loyola (USIL), Victoria Jiménez Chumacero.
Victoria Jiménez Chumacero ha señalado que muchos niños han regresado a las aulas con una notable timidez y un retroceso en su capacidad de expresión, consecuencia directa del confinamiento prolongado. “En ese tiempo, lo poco que aprendieron en los colegios se les olvidó durante la pandemia”, comenta Jiménez. Este retroceso ha llevado a los educadores a centrarse no solo en recuperar los conocimientos académicos perdidos, sino también en reestablecer y fortalecer la enseñanza de valores esenciales.
A pesar de la proliferación tecnológica durante la pandemia, Jiménez enfatiza que el aprendizaje de valores sigue siendo crucial en la educación inicial. «Desde la responsabilidad hasta la tolerancia, los niños deben forjarse en valores desde temprana edad para que se conviertan en adultos con una base sólida de principios», afirma. Esta formación en valores no solo es esencial durante la etapa inicial, sino que también tiene un impacto duradero, influyendo en la educación primaria, secundaria y en la vida adulta de los individuos.
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Para abordar este reto, Jiménez destaca la necesidad de que los educadores integren los valores en sus clases mediante diversas estrategias y recursos lúdicos. Actividades como el teatro con marionetas, la lectura, el canto, el baile y los trabajos de curso son herramientas efectivas para enseñar valores de manera interactiva y atractiva para los niños. Además, el uso de material audiovisual puede complementar estas actividades, facilitando la comprensión y la internalización de los valores.
Jiménez subraya que el rol de los docentes en la educación de los valores es fundamental, pero no suficiente por sí solo. La colaboración y supervisión de los padres es igualmente crucial. Un estudio de UNICEF realizado en 2017 reveló que más de la mitad de los niños de 3 a 4 años en todo el mundo no tienen un padre que participe activamente en actividades de aprendizaje temprano. En Perú, el 89.9 % de niños de 3 a 5 años asisten a un centro de educación inicial, y esta cifra asciende al 92.7 % en el caso de las niñas, según datos del INEI.
El desafío actual para los docentes no solo radica en la enseñanza de contenidos académicos, sino en la formación integral de los niños, incluyendo la inculcación de valores. La pandemia ha resaltado la necesidad de un enfoque educativo que combine el aprendizaje cognitivo con el desarrollo emocional y ético. La educación inicial, con su énfasis en los valores, se presenta así como una etapa crucial para el desarrollo de individuos con principios sólidos y una capacidad de adaptación y resiliencia ante futuras adversidades.
La reeducación en valores tras la pandemia es un reto significativo para los docentes, pero también una oportunidad para fortalecer la base ética y emocional de los niños, preparándolos para un futuro más consciente y responsable.
