El respaldo del director médico del Gobierno para Inglaterra, Chris Whitty, ha sido crucial
El Parlamento británico ha dado un paso histórico al aprobar la Ley del Tabaco, una medida radical que busca crear una generación «libre de humos» al prohibir la venta de cigarrillos en Inglaterra a todos los nacidos desde el año 2009. La iniciativa, liderada por el primer ministro Sunal, recibió un amplio respaldo con 383 votos a favor y solo 67 en contra, a pesar de la oposición de algunos diputados conservadores destacados, como la ex primera ministra Liz Truss y la secretaria de Comercio Internacional Kemi Badenoch.
La controvertida ley generó un intenso debate en Westminster, donde Sunal logró asegurar el apoyo de la oposición laborista y del Partido Liberal-Demócrata para contrarrestar la rebeldía de algunos miembros de su propio partido. A pesar de contar con el respaldo mayoritario de la opinión pública, la medida ha avivado la guerra interna dentro del Partido Conservador, lo que podría complicar el panorama político de cara a las próximas elecciones locales y generales.
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Aunque el 52% de los británicos respaldan la prohibición total o gradual del tabaco, según un sondeo de More in Common UK, la medida enfrenta críticas y preocupaciones, especialmente por parte de los conservadores más conservadores. Algunos argumentan que la prohibición podría crear un mercado negro de tabaco y plantear problemas de aplicación para las autoridades.
Sin embargo, el respaldo del director médico del Gobierno para Inglaterra, Chris Whitty, ha sido crucial en la defensa de la ley. Whitty destacó la importancia de combatir la adicción al tabaco y denunció las presiones del lobby tabacalero para impedir que la ley saliera adelante. La prohibición del tabaco se considerará una «ofensa legal» en el futuro, con multas a partir de 115 euros para quienes vendan tabaco a personas nacidas después de 2009.
Esta medida no solo busca proteger la salud pública y reducir las muertes prematuras relacionadas con el tabaquismo, sino también cambiar la cultura en torno al consumo de tabaco en el Reino Unido. La ley también incluye severas restricciones a la venta y marketing de los cigarrillos electrónicos, como parte de un enfoque integral para abordar el problema del tabaquismo en la sociedad británica.