En siete años, es la primera condena que se registra en El Salvador.
Los más grandes temores de Esme se concretaron este lunes, una vez que un juez de El Salvador la condenó a 30 años de prisión por haber sufrido un legrado involuntario. La dama tuvo una emergencia de salud a lo largo de su embarazo y, según organismos que defienden el derecho al legrado en el territorio centroamericano, no recibió atención médica apropiada, sino que ha sido acusada por abortar de manera rápida por la Fiscalía y mantenida por 2 años en prisión preventiva a lo largo del proceso judicial.
Es la primera condena de esta clase que se registra en 7 años en El Salvador y además la primera a lo largo del régimen de Nayib Bukele, quien dio un portazo a la batalla de las damas para poder hacer la legalización del legrado en su territorio, que cuenta con una de las legislaciones más duras sobre el asunto en el planeta.
La condena contra Esme muestra la criminalización que padecen de la justicia las féminas que abortan en El Salvador, un enclave conservador donde los movimientos feministas mantienen una contienda de décadas para poder hacer reformar el Código Penal.
Dicha batalla padeció un profundo revés el año pasado, una vez que la Asamblea Legislativa —controlada por Bukele— tomó la decisión de archivar una iniciativa de reforma al Código Penal presentada por colectivos feministas en 2016, que proponía la despenalización una vez que la vida de la dama está en peligro, por violación o una vez que se registren partes mal formadas del feto “que hagan inviable la vida fuera del útero”. En El Salvador fueron condenadas entre 2000 y 2014 por lo menos 49 damas por delitos involucrados con la penalización del legrado y las autoridades han denunciado a otras 250 damas por abortar.