POR:JORGE B. HUGO ÁLVAREZ
No es necesario insistir en los resultados de las elecciones extraordinarias del 2020 para establecer que, por su naturaleza extraordinaria, en términos generales, fueron atípicas. Es evidente el voto indignado y de rechazo a las organizaciones políticas,sospechosas y/o comprometidos con actos de corrupción.
Ninguno de los partidos “ganadores” superaron el 11% de la intención de voto ciudadano a nivel nacional. Magros resultados a niveles históricos que dice mucho de estos políticos duchos y no tan duchos, que admiten varias lecturas. Por tanto, no le hace nada bien a la superioridad de los valores democráticos poner en entredicho, no al menos, en una situación tan crítica y sensible, el rechazo popular para incrementar o soliviantar la ira popular.
Es irreal dar por ganador a un determinado partido político en particular o peor aún, celebrar. El punto esencial de esta realidad neurálgica, espera de vosotros, mover vuestras conciencias, lo suficiente para reflexionar y enmendar todolo que anduvo mal.
No parece ser racional que pendejetes, patrañeros, cacasenos, impostores y truchos de nuestra política nacional nos condujeran a este estado de cosas humanas, en una Nación, donde las gentes mayoritariamente son honestas.
No de otra manera se puede explicar, los porcentajes tan bajo de aceptación popular a favor de las organizaciones políticas. Sería saludable que la ONPE haga pública los porcentajes reales del gran GANADOR: Los votos blancos y los votos viciados.
¿Cómo explicar los votos nada despreciables a favor del FREPAP o Antauro Humala? Puedo aventurarme en señalar que, si un personaje tan peculiar como Tongo hubiera postulado con candidatos propios al Congreso de la República, de seguro hubiera tenido una mayoría de votos de indignados, con una representación nacional considerable. No es fantasía, sino realidad.
El rechazo a la clase política llegó a niveles muy sensibles que hizo posible la suerte de algunos ganadores “chiripas” pírricas. Más por la intención de protesta que por convicción. Es el caso del FREPAP. Buena parte de nuestra juventud votó en joda a favor de esta organización política-religiosa.
De algún modo, la campaña y la persuasión indicando que, votar en blanco o nulo favorecía a los candidatos impresentables, hizo que se orientaran en masa al voto de joda o de protesta.
Otra, es la suerte fatal del APRA, Solidaridad Nacional y PPC, severamente castigados por el elector con la fuerza ceñuda de sus votos. Lo advertimos, el elector votaría a desgano, rabia e indignación. Eso fue lo que pasó. Los resultados están a la vista y nos dan la idea de un mensaje, real de hartazgo y de rechazo a la clase política.
Dicho esto, hasta un niño-genio como Carlos Andrés Hugo Orué se siente tentado en fundar un nuevo partido político con doctrina, visión y misión de país. Nada está dicho, pero me temo que los nuevos representantes elegidos por voto popular, implique un Congreso mediocre, con poca preparación en el cumplimiento de sus tareas constitucionales de fiscalizar, legislar y representar.
(*) Abogado penalista y analista político