“Sepan que vamos a dar lo mejor de nosotros para estar a la altura del desafío que tenemos como país.” fueron las primeras palabras de Gabriel Boric como presidente.
Gabriel Boric asumió como nuevo presidente de Chile el viernes. Fue una ceremonia monumental y simbólica: hace solo diez años, Boric era un líder estudiantil que asistía a la escuela gratis en las calles. Hoy, a los 36 años, en La Moneda, lidera el surgimiento de una nueva izquierda en Chile, un líder nacido en democracia y dispuesto a desentrañar el legado de la dictadura de Augusto Pinochet. Como resultado, la nación sudamericana entró en una etapa política sin precedentes en América Latina, llena de desafíos por la magnitud de los cambios estructurales prometidos.
Los chilenos esperan que Boric entierre el legado neoliberal de la década de 1970, avanzando hacia un país más justo con una mayor presencia estatal en temas básicos como la salud, la promoción de la protección del medio ambiente, las escuelas y los programas feministas. Desde el sur de Chile, nacido de la calle del Congreso Nacional, basado en 1990 en Valparaíso, a unos 110 km de la capital de Santiago.
Allí se siguió la tradición chilena de cambios de mando y sus históricos ritos republicanos, como el traspaso de la estrella de cinco puntas –una reliquia que lleva el nombre del libertador Bernardo O’Higgins–, considerada como el verdadero símbolo del poder en Chile y que cuelga de la banda presidencial. Boric entonces promete «delante de las personas y los países chilenos» en el pensamiento tocando la posición del presidente. Estaba feliz y emocionado, y a menudo se observaba porque fue elegido con un traje, pero sin corbata.
La audiencia es su familia y su compañero, que será la nueva primera dama en Chile, Irina Karamanos, militante feminista del partido de Boric, Convergencia Social. Según la tradición, el presidente saliente, Sebastián Piñera, se sentó en primera fila y los dos tuvieron una breve entrevista. Al salir del edificio, Boric saludó en primera persona a la recién electa Senadora Fabiola Campillai, una mujer que quedó cegada por la actuación policial en medio de una pandemia social en 2019.