Afirma que el primer objetivo del Gobierno debe ser lanzar un plan serio para garantizar la vida y la seguridad de los ciudadanos.
Por: Pablo Carranza
El líder aprista Luis Gonzales Posada ha ocupado por décadas importantes cargos políticos, como la presidencia del Congreso y el Ministerio de Relaciones Exteriores, por ello es voz autorizada para analizar lo que ha sido la coyuntura nacional en este 2023 y pronosticar lo que vendría en el 2024.
En declaraciones a La Razón, lamentó la polarización de la política nacional y señaló que nuestro país está “al borde de un estallido social de dimensiones catastróficas si no se toman medidas urgentes” en materia de seguridad ciudadana y la economía.
¿Qué balance hace de la política peruana en el 2023?
Bueno, primero es una lástima que los enfrentamientos, odiosidades, escándalos y las represalias sean hoy día la agenda nacional. Tuvimos un Congreso semidestruido con 5% de aceptación, problemas y revueltos. Como no sancionar a los famosos “Niños” que no son otra cosa que mercenarios que canjean sus votos por obras públicas o los “Mocha Sueldos” que cometen el delito de quitar parte de la remuneración de sus trabajadores. Todo este segundo año se dañó enormemente la democracia y tuvimos un Poder Ejecutivo que se muestra absolutamente inepto, entre otros temas, para hacer frente a la inseguridad ciudadana, ya que cada día el crimen avanza, el temor de la gente aumenta y la desesperación de los ciudadanos acrecienta. Para solucionarlo se necesita activar una plataforma multisectorial porque en esto no solo interviene Policía Nacional y la Fuerzas Armadas como respaldo, sino también el Ministerio Público, Poder Judicial, las empresas privadas de seguridad y nada de eso se está haciendo. Se habla de un Plan Bukele, que es una burla porque simplemente no existe. Entonces, el primer objetivo del Gobierno debe ser lanzar un plan serio para garantizar la vida y la seguridad de los ciudadanos, porque la gente está agobiada de inseguridad y no lo están haciendo.
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¿Qué recomendaría usted en materia de seguridad ciudadana para el próximo año?
Simplemente, no veo, por ejemplo, ni siquiera, la decisión de construir algunos centros penitenciarios de alta seguridad, como, por ejemplo, existe en El Salvador, que es un país pequeño, pero tiene un gobernante eficiente, en cambio, acá las cárceles son escuela del delito donde se organizan y planifican crímenes y además están sobrepobladas en algunos casos hasta en 600%. ¿Cómo es posible que no se lance un plan de emergencia de construcciones de cárceles? No lo hacen. Entonces, todos estos hechos para mí el más importante es la seguridad porque también de eso dependen las inversiones. Se mantienen entretenidos con los delincuentes extranjeros que han sido capturados y no se les pone un avión y se les devuelve a Venezuela o a Colombia. Son preguntas que todos los días se hacen los ciudadanos. Para mí el gran compromiso, es primero garantizar la seguridad ciudadana y en, segundo lugar, introducir algunas reformas fundamentales en la Constitución para que en los próximos comicios tengamos la mejor garantía legislativa y no entren personajes oscuros y de segundo nivel al Parlamento Nacional.
¿De qué tipo de reformas nos está hablando?
Antes de que lleguen las próximas elecciones, primero, tenemos que tener consolidar la bicameralidad, segundo, la norma que permite la reelección de congresistas, tercero, la renuncia de estos porque somos el único país en América Latina donde un legislador no puede renunciar. Eso es un atentado contra su libertad. En cuarto lugar, la libertad del voto, es decir, no hacerlo obligatorio, sino voluntario. También, la prohibición de que personas que han sido penalizadas por delitos comunes no puedan postular, igual que no lo puedan hacer los terroristas o las personas involucradas en hechos de grave violencia. Entonces, hay una serie de políticas que se deben poner sobre la mesa y trabajarlas con intensidad, que son mucho más importantes que repartirse un bono, lo cual es una ofensa a la opinión pública en un momento de crisis. Entonces, sí hay reformas que se pueden establecer para también reforzar el terror de los partidos políticos. Yo diría que así se rompería la inercia en materia económica, porque estamos en recesión y porque cada día que pasa pierden sus trabajos miles de personas. Estamos al borde de un estallido social de dimensiones catastróficas si no se toman medidas urgentes, estamos escuchando un ruido de bajo de la tierra de que algo puede pasar en política. Porque las instituciones son fallidas, el Ministerio público se ha convertido en un ring de box deplorable que no da ninguna garantía de imparcialidad a los ciudadanos donde cada quien hace lo que le da la gana a los fiscales que están en el poder. Tenemos un Jurado Nacional de Elecciones donde se cometen todo tipo de tropelías y sigue funcionando como si no pasara nada, esto es un desastre y a ese desastre hay que darle salida, si es que no queremos que todo termine en un derrumbe nacional.
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Eso es algo que también compete al Congreso de la República. ¿Qué recomendaría usted como expresidente de ese poder del Estado?
Bueno, el Congreso tiene que colaborar en todas esas tareas de la reforma constitucional, pero ¿por qué los congresistas no convocan al Ejecutivo en una reunión de emergencia para aprobar un plan de seguridad ciudadana, que sería una partida fundamental para construir nuevos centros penitenciarios y mejorar la logística de la Policía Nacional? Están distraídos en pugnas internas que realmente al ciudadano le importa muy poco o nada, pero que desprestigia la institución parlamentaria, cuando este es un de los ejes del Estado constitucional de derecho.
En materia de política internacional, ¿cómo pinta la escena internacional?
Creo que ha pasado la etapa del horror diplomático de la época de Pedro Castillo, porque no solamente se disolvió el Grupo de Lima y se reconoció a Nicolas Maduro, que es un tirano y un personaje corrupto, como presidente legítimo de la República de Venezuela, sino que se trazaron vínculos con los llamados países del “Socialismo del siglo 21”. Esa época ya terminó, y eso es un avance positivo, habernos alejado de esos grupos y haber afirmado nuestra relación con las democracias occidentales, entre ellas Argentina, que eso fue muy importante para el Perú. Yo creo que en los otros casos es imposible hacerlo. Con López Obrador en México, ni con Gustavo Petro en Colombia hay ninguna posibilidad de entendimiento, hay que mantener así la relación, con distancia y frialdad hasta que cambien esos regímenes. Pero con las democracias occidentales sí y a fondo, además, hay que levantar la voz cuando ocurren infamias o crímenes como el caso de Nicaragua, donde apresan sacerdotes los deportan y encarcelan, y nosotros no decimos nada. También como Bolivia, donde tienen humillantemente encarcelada a la expresidenta Janine Añez por decisión de Evo Morales. Creo que tenemos que en todos esos casos hacer llegar nuestra voz. La diplomacia no solamente es la ritualidad y el manejo de formas, sino el mecanismo para hacer llegar nuestra preocupación.
