Desde el 2019 que Colombia cortó relación con Venezuela, Gustavo Petro busca reanudar estas conversaciones.
Gustavo Petro ha tardado apenas 3 días luego de su victoria en las urnas para afrontar uno de los desafíos más complicados que tendrá su futuro gobierno: las interacciones rotas con la Venezuela de Nicolás Maduro. El mandatario electo de Colombia hizo saber este miércoles en sus redes sociales que se ha reportado con el régimen venezolano “para abrir las fronteras y restaurar el pleno ejercicio de los derechos humanos en la frontera”, una vez se posesione, el 7 de agosto. No entregó más detalles de la charla, ni reveló quién ha sido su interlocutor con el régimen chavista, aunque el propio Maduro ya lo había felicitado además en las redes sociales por un éxito que posibilita avizorar “nuevos tiempos”.
El anuncio se genera un día luego de que Petro, que va a ser el primer líder de izquierda en la crónica de Colombia, habló por teléfono con el mandatario estadounidense, Joe Biden. En el mapa geopolítico de Latinoamérica, donde se abre paso un nuevo eje progresista, Bogotá, un aliado histórico de Washington, es además clave para la Casa Blanca por el papel que logre realizar en la táctica ante la vecina Venezuela, el más grande foco de inestabilidad en la zona.
El mensaje era “predecible”, muestra Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, en Bogotá, aunque matiza que dicha recuperación de interrelaciones debería ser “gradual, escalada y negociada”. La primera expectativa es recuperar la interacción comercial entre el departamento de Colombia de Norte de Santander y el estado venezolano de Táchira.
Recobrar las interacciones consulares pertenece a los temas críticos, “por la proporción de colombianos que hay en Venezuela, y por la proporción de venezolanos que hay en Colombia”, que en los dos casos se cuentan por millones. El acercamiento, concluye, involucra dinámicas de reconocimiento gubernamental venezolano que necesitan de una negociación.