Ambas personas compartieron juntos en la cárcel de Pensilvania, en Estados Unidos
Adriel y Monae cruzaron miradas por primera vez en la cárcel de Pensilvania, Estados Unidos, mientras realizaban sus labores de lavandería.
Tras un breve diálogo en aquel centro penitenciario, quedaron flechados de por vida. Sin embargo, no todo fue color de rosas para la pareja, puesto que tuvieron que vivir un ambiente hostil dentro de la prisión.
“Yo era un líder de pandillas, así que a mucha gente no le gustó que yo estuviera con Monae. A muchos de mis antiguos amigos de pandillas no les gustó eso, a los oficiales de la cárcel no les gustó, a nadie le gustó, a nadie. Nadie tuvo realmente nada bueno que decir sobre mi relación”, comentó Adriel.
Ante esta situación, Adriel y su pareja transexual tenían que escaparse a la biblioteca o al gimnasio para compartir un momento a solas alejados de los ojos juiciosos de sus compañeros.
“Los miembros de mi pandilla me saltaron dos veces, me apuñalaron y me metí en un montón de peleas. Las personas con las que crecí en el sistema penitenciario no esperaban que comenzara a salir con un transgénero, no esperaban eso en absoluto”, exaltó el hombre de 53 años.
Adriel había sido condenado por quebrar la libertad condicional que había recibido por involucrarse en un asesinato de tercer grado.
Este antecedente significó una dura imagen que quedaba expuesta ante las personas de su entorno por haber entablado una relación con Monae, quien desde los 16 años venía luchando para que su cuerpo corresponda el género con el que se identificaba.
“Pensaron que era algo pasajero, que estaba bromeando. Pero cuando descubrieron la verdad, también me rechazaron. Algunos dejaron de hablarme, por ejemplo, no he hablado con mi hermano en dos años. Tengo un par de primos que todavía me ven como un bicho raro”, comentó.
En medio de ese contexto y tras haber salido durante meses con Adriel, decidieron casarse al conseguir la libertad. Actualmente, la pareja contrajo matrimonio y viven juntos.
