La olvidada masacre en que 132 esclavos fueron arrojados vivos al mar

Porque estaban enfermos y el capitán del barco consideraba que significaban una pérdida en su negocio de esclavista

por | Jul 13, 2021 | Especiales

Porque estaban enfermos y el capitán del barco consideraba que significaban una pérdida en su negocio de esclavista

En 1781, 132 africanos fueron arrojados deliberadamente por la borda vivos desde un barco de esclavos británico llamado Zong para que se ahogaran, bajo el pretexto de que estaban enfermos y, en opinión del capitán del barco, representaban una amenaza para su negocio de esclavistas.

Los responsables de la atrocidad, conocida como la Masacre de Zong, quedaron impunes, a pesar de los esfuerzos de los activistas del movimiento abolicionista británico para que fueran juzgados por asesinato.

Entre el siglo XVI y principios del siglo XIX, al menos 12 millones de africanos fueron capturados y llevados para ser vendidos como esclavos en las colonias del continente americano, aproximadamente un tercio en barcos británicos.

Entre estos barcos estaba el Zong, que originalmente era un barco de esclavos holandés e irónicamente se llamaba Zorg, que significa algo así como «celo» o «cuidado».

El negocio esclavista

El barco fue capturado por los británicos en 1781 frente a la costa africana durante una de las guerras anglo-holandesas y vendido a una conocida familia de comerciantes de esclavos de Liverpool, los Gregson, que dirigían un sindicato en ese momento.

«Instituyeron un nuevo capitán llamado Luke Collingwood, y Zong pasó unos meses más a lo largo de la costa de África occidental comerciando con más (africanos) capturados», explica Jake Subryan Richards, profesor de historia en la Escuela de Economía de la Universidad de Londres. (LSE), Reino Unido,.

Así, en septiembre de 1781, el Zong zarpó de Accra, la actual capital de Ghana, con 442 africanos esclavizados a bordo con destino a Jamaica, una de las colonias más importantes y lucrativas del Imperio Británico, donde serían vendidos y obligados a trabajar en las plantaciones de caña de azúcar.

Condiciones inhumanas

En ese momento, el viaje desde África a América duraba de seis semanas a varios meses, dependiendo de las condiciones climáticas. Se estima que entre el 15% y el 16% de los africanos capturados morían en ruta debido a las deplorables condiciones a bordo de los barcos.

Cuando alguien moría, el cuerpo podía permanecer encadenado a otros esclavos vivos durante horas antes de ser arrojado por la borda.

«En general, los muertos eran arrojados por la borda porque, desde la perspectiva de la empresa comercial, eran ‘cargamentos’ estropeados, habían perdido su valor», le explica Vincent Brown, profesor de historia en la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, a la BBC.

Por lo tanto, los informes de tiburones que seguían a los barcos de esclavos no eran raros. «Sabían que podían darse un festín con los cuerpos arrojados por la borda», agrega el investigador. En el caso de Zong,, los africanos capturados fueron arrojados vivos por la borda.

La masacre

Para los estándares de los barcos de esclavos, el Zong iba superpoblado. con 442 cautivos a bordo, aproximadamente el doble de la cantidad que podía transportar un barco de su tamaño.

Las condiciones climáticas desfavorables y los errores de navegación dieron como resultado un viaje que tomó meses en lugar de semanas.

Y con cada día que pasaba, el capitán Luke Collingwood veía cómo su margen de beneficio se reducía a medida que la enfermedad se extendía por la cubierta y las bodegas del barco.

El 29 de noviembre de 1781 tomó la decisión de arrojar por la borda a los africanos capturados más débiles para que se ahogaran, algunos de ellos todavía esposados.

Arrojados por la borda

El episodio, inmortalizado en la pintura del artista británico William Turner «El barco de esclavos», es hoy uno de los símbolos de los horrores de la trata de negros.

Fue una decisión comercial, cuyo objetivo era minimizar su pérdida.

Dado su estado de salud, los africanos arrojados por la borda valían más muertos que vivos.

«Fueron arrojados por la borda en parte porque el capitán Luke Collingwood le dijo a la tripulación que estaban enfermos, que iban a morir de todos modos y que era poco probable que obtuvieran un precio de mercado alto», dice Brown.

«Esto habría sido una preocupación especial para los oficiales, quienes generalmente disfrutaban de lo que ellos llamaban el privilegio de (recibir el pago de la cantidad de) dos africanos esclavizados».

Y, según el historiador, este cálculo se basó en el precio de venta promedio de toda la carga.

«Al arrojar por la borda a los africanos enfermos y moribundos, que podrían haber sobrevivido o no, aumentaban el valor medio de su cargamento», explica.

Falta de agua

La tripulación del barco afirmaba que ya no había suficiente agua potable para todos a bordo y que no tenían más remedio que arrojar por la borda a algunos de los africanos capturados.

«En tres días, Collingwood y su tripulación provocaron la muerte de 132 africanos, los últimos de los cuales murieron luego de que recolectaran agua potable», resume Brown.

Cuando Zong llegó a Jamaica tres semanas después, había 420 galones de agua a bordo, es decir nunca hubo escasez del líquido elemento como se invocó entre las razones para la masacre.

Reclamación del seguro

Al arrojar a los africanos por la borda, alegando la escasez de agua potable, el capitán esperaba que la pérdida de lo que consideraba sus «bienes» en ese momento se reembolsara económicamente con el pago del seguro.

Pero la aseguradora no creyó la versión de la tripulación y se negó a pagar la compensación, lo que llevó a los propietarios del barco a reclamar el pago en los tribunales.

En 1783, la disputa terminó en la corte de Londres, donde el jurado falló inicialmente a favor de los traficantes de esclavos, determinando el pago del seguro, como si los africanos asesinados fueran una mera mercancía.

El abolicionismo

Dos personajes históricos en la lucha por el abolicionismo británico se esforzaron por hacer pública la atrocidad de Zong: el nigeriano Olaudah Equiano y el inglés Granville Sharp.

«Juntos, Sharp y Equiano le dieron publicidad al caso, divulgándolo entre varios influyentes parlamentarios y otros que ya comenzaban a agitar contra la trata de esclavos», dice Everill.

A pesar de los esfuerzos del movimiento abolicionista, en las décadas posteriores a la masacre de Zong, la trata de esclavos continuó expandiéndose.

Sólo en 1807 el Parlamento británico abolió el tráfico de personas esclavizadas.

El fin de la esclavitud solo se logró en 1833, con la aprobación de la Ley de Abolición de la Esclavitud, que entró en vigor en 1834.

BBC.COM/MUNDO


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