Tan solo en su primer año, los países más ricos redujeron la mortalidad del covid-19 con la aplicación de la vacuna.
Margaret Keenan, británica de 90 años, recibió la primera vacuna contra el covid-19 fuera de los ensayos clínicos. Ha sido el 8 de diciembre de 2020, tras una apresurada carrera jamás vista en la historia por tener una protección eficaz ante un virus. Un análisis publicado ahora en la revista médica The Lancet ha modelado qué hubiera pasado en el planeta si no hubiera sido por las vacunas o, mejor, cuántas vidas han salvado: 19,8 millones de individuos, tantas como si el coronavirus se hubiera llevado por delante toda la población de Ecuador o a la mitad de los argentinos. El trabajo además afirma la diferencia en el reparto de los inoculados entre territorios pobres y ricos.
No es simple establecer el efecto de las vacunas contra el coronavirus. Los ensayos mostraron que tenían entre un 60% y un 90% (según la formulación) de efectividad, entendida como reducción del peligro de padecer coronavirus de las graves. Empero, ¿cuántas muertes han evitado? No es sencillo saberlo. Para ello habría que imaginar 2 universos paralelos, uno con vacunados y otros sin vacunar, y ver dónde fallecía más gente por coronavirus. Como tal comparación es imposible, se debe recurrir a las matemáticas y los modelos. Es lo cual hicieron estudiosos del Imperial College de Londres (ICL). Con los datos demográficos, incluyendo comorbilidades, de 185 territorios, infraestructura sanitaria, tasa de contagio previa, ritmo de vacunación y hasta tipos de vacunas, modelaron su efecto en el planeta a partir de que se vacunó a Margaret Keenan hasta el 8 de diciembre de 2021, justo un año luego.
Si el modelo se fundamenta en las estadísticas de fallecidos por coronavirus, las vacunas habrían evitado el deceso de 14,4 millones de individuos en los 185 territorios estudiados. Sin embargo, no en todos sitios hay datos oficiales fiables. Ni siquiera en las naciones con avanzados sistemas de registro, como enseñó la situación española, las cifras reflejaban el número real de muertos por covid-19. Por esa razón, se metió otra forma de contarlos. Se contabilizaron los fallecidos por cada una de las razones en 2020 o 2021 y se compararon con los decesos en los años prepandemia.
De esta forma, el exceso de mortalidad se podría dar al virus. Sobre esta base, Oliver Watson, investigador del Centro para la exploración Universal de las Patologías Infecciosas del ICL y primordial creador del análisis, lo tiene claro: “Estimamos que casi 20 millones de individuos habrían muerto en un mundo sin vacunas”.