POR:JORGE B. HUGO ÁLVAREZ
En lo esencial, el Perú como Nación, con identidad y conciencia nacional, tiene futuro a condición que opte por su revolución industrial, vía diversificación productiva. En lo particular, esta idea la tomé de un juicioso libro: “Una Economía industrial para espíritus Libres”, escrita por una talentosa joven madrileña (Any Suarkof).
Desde luego que quedé impresionado por lo sesudo de sus reflexiones sobre esta vía de desarrollo económico y social. A juzgar por la publicación de Any, no puedo dejar de repensar en lo racional de sus ideas para disgustos de unos o para gustos de otros.
Ocurre que a mayor inversión en minería (Cusco, Huancavelica, Ayacucho, etc.) mayores niveles de pobreza. A mayor inversión en industria manufacturera y de servicios tecnificados, menores niveles de pobreza (Lima, Trujillo, Ica, etc.).Este indicador alimenta la idea de una revolución industrial, vía diversificación productiva.
Eso garantiza un crecimiento del P.B.I. sostenido y en grande. El sector industrial apenas representa, un 14% del PBI; las economías industrializadas alcanzan un 24% del PBI. Por eso son más prósperas. En Perú las exportaciones de productos con valor agregado representan un 15% del total; mientras que en China y Corea del Sur el 50% y 70%, respectivamente.
Entonces, estamos lejos de los indicadores de un país desarrollado y moderno. Entiéndase que la exportación primaria con poco valor agregado solo trae un crecimiento pobre, fugaz e ilusorio. Se reprocha no haber aprovechado el boom de los precios altos de los minerales para establecer las bases de desarrollo industrial.
Un expresidente se ufanaba del crecimiento del P.B.I. al 9% gracias a precios altos de los minerales. Pero Sucede que, era un crecimiento promedio en América Latina. Entonces, cualquiera en el Gobierno hubiera tenido la suerte de dicho crecimiento, pero la ilusión acabó. Entonces, la mayoría de países ingresaban en un proceso de desaceleración de su economía por la adversa situación internacional.
En cambio, Bolivia crecía sostenidamente como nación a tasas del 5 y 6% de su PBI. Ello ocurrió porque optó por su proceso de desarrollo industrial, vía diversificación industrial. No es buena señal depender de los commodities. Es necesario, industrias manufactureras masificadas y diversificadas con mayor valor agregado. Eso implica crecimiento de las actividades de investigación, tecnología e innovación.
Por fortuna, el vasto campo de la reflexión por la industrialización cobra mayor relevancia como una ruta indispensable hacia el desarrollo económico, social y financiero de nuestra Nación.
A mayor masificación, diversificación de productos con mayor valor agregado, mayor empleo de calidad, mayor reducción de la pobreza, mejor calidad de vida, mayores ingresos y acumulación de rentabilidad para una justa distribución de la riqueza.
Es posible, en una economía social de mercado dar un gran salto hacia el desarrollo industrial articulado, inclusivo y con respeto del medio ambiente. Debemos diversificar para acabar con los hipos de crecimiento en chiquito y optar por un crecimiento económico, financiero y social en grande en favor de las grandes mayorías nacionales.
(*) Abogado penalista- Analista político.