Parecería que no escarmentamos, el domingo 12 de setiembre, el diario decano, que felizmente está volviendo a la ruta de la cordura, dio cuenta de una veintena de personas que aspiraban a la Alcaldía de Lima, esto es al sillón de Nicolás de Ribera y ello sin contar aún con algunas organizaciones políticas que tendrían que reinscribirse y otras de reciente vocación que deben iniciar su proceso formal.
Parecería que no escarmentamos, la dispersión de fuerzas democráticas de centro y de centro derecha, que piensan prácticamente lo mismo, salvo matices, generó que el candidato presidencial que en la primera vuelta del último proceso electoral obtuviese aproximadamente el 18% de los votos llegara a ser proclamado Presidente de la República en segunda vuelta con solo el 35% del padrón, ya que el 65% restante voto por la candidata contendora, estuvo ausente, voto nulo o voto en blanco.
La izquierda con el apoyo de la extrema izquierda se hizo del gobierno nacional, con las consecuencias que estamos ya soportando al no ser merecedora de la confianza mayoritaria, lo que ha generado problemas con inversiones y empleo, baja del sol y subida del dólar, aumento de precios de bienes y servicios, disminución del grado de inversión y de la calificación crediticia por riesgo país, entre otros diversos problemas.
Confieso que caí en el mismo error en las elecciones generales del año 2016, por lo que curado de espanto soy consciente que hay que buscar la unión, para las próximas elecciones regionales y municipales sin perder identidad.
Si bien es cierto, que es legítimo que cada agrupación política tenga sus aspiraciones para alcanzar curules parlamentarias, gobierno nacional, gobiernos regionales y también municipales, no es menos cierto que la dispersión les quita posibilidades y podríamos estar próximamente en el mismo escenario del que hoy en día nos lamentamos.
Las agrupaciones políticas inscritas, por inscribirse y por reinscribirse, del mismo pelaje al que nos referimos, esto es centro y centro derecha, deberían buscar ponerse de acuerdo y, para ello, el arma o herramienta, no es la pelea ni la confrontación, sino el diálogo, la concertación y búsqueda de consenso en que se lleguen a acuerdos políticos temporales que permitan hacer las cosas bien y sin usar luego el “serrucho” para bajarse a los elegidos.
Para la búsqueda de posiciones y candidatos comunes, puede ayudar muchísimo contar con facilitadores, quienes no deberían tener aspiraciones de participar en futuras elecciones y que además no tengan filiación política, lo que los haría menos propensos a críticas y desconfianza.
Uno de los mecanismos que podría usarse es el de las encuestas. El ciudadano con su partido del pensamiento y actividad política a la que nos referimos, más posicionado en una región para alcanzar el éxito, podría ser quien encabece la alianza o acuerdo y los candidatos a consejeros regionales y regidores, serían los de las demás agrupaciones en el porcentaje de más a menos, que hubieren obtenido en la encuesta y resolviendo el tema de la paridad de género que innecesariamente señala la ley.
¡Ojalá no se obnubilen!