Las discusiones políticas estériles y fratricidas que nos han arrastrado a ser una sociedad fragmentada, hoy se ven reflejadas en la desunión de los gobiernos, nacional, regional y local en la lucha frente a la delincuencia, el gobierno nacional con su “populismo punitivo” al endurecer algunas acciones antisociales como el robo de celulares y medidas aisladas circunscritas a algunos distritos como lo fue el estado de emergencia, no ha hecho más que profundizar la percepción de los ciudadanos de la incapacidad del estado en mejorar la seguridad de nuestras ciudades, el desánimo, la desconfianza y el “miedo al delito” ha llegado, según la encuestadora C.P.I., a alcanzar la cifra histórica del 90.8% a nivel nacional, llegando Lima al 87.6% de ciudadanos convencidos que la delincuencia aumentará, tengamos en cuenta que esta percepción es la más complicada de variar, ya que se trata de recuperar la confianza de la población en sus sistemas de seguridad e instituciones.
La seguridad ciudadana tiene dos factores, la seguridad objetiva que se puede analizar en cifras e índices delictivos concretos, y la seguridad subjetiva que se refiere a la sensación de seguridad del ciudadano en su medio ambiente, está es medible a través de trabajos estadísticos vía encuestas, el problema de la inseguridad debe tratarse de manera transversal, siendo realistas de nuestras costumbres y realidades, por ejemplo el delito más recurrente es el robo de celulares, por ello se incrementó la criminalización por este tipo penal, medida que me parece positiva, pero no se tuvo en cuenta que en nuestro país hay un mercado de comercio de equipos de segunda mano, acaso no sería mejor regularlo como sucede en España y otros países, donde existen empresas registradas de venta de equipos de segundo uso, quien vende su celular a estas compañías lo hacen identificándose e incluso la misma compañía da cuenta si alguno de los equipos comprados fue robado y la identidad de quien lo vendió para que este sea apresado, así se cerraría el circulo regulado de comercio de celulares en nuestro país, esta es solo una muestra de la poca creatividad y de la manera de como nuestras autoridades ven aisladamente el problema, como lo sucedido con los estados de emergencia distritales, donde se declaraba estado de emergencia en los olivos y los delincuentes migraban hacia el distrito limítrofe, cuando se debe atacar a las bandas y sobre todo al comercio ilegal de armamento que es, de donde tienen su poder delictivo de fuego.
El Perú demanda soluciones integrales al problema de la inseguridad, no podemos dejar que el miedo nos haga resignarnos a vivir en la barbarie.