Por: Dennis Falvy / El chip de la perversa codicia

por | Ago 23, 2023 | Opinión

Leo el día 14 de agosto en el comercio, que se sigue estafando a la gente llamándolas por teléfono y diciendo que es un familiar en apuros y que necesitan urgente dinero.

Dicen que la Policía recibe en promedio 22 denuncias por estafas al día. Dicen que ya no usan tanto el teléfono sino el Whatsap. Y pese a los consejos de que mejor se haga una videollamada para comprobar, la gente cae y cae y queda estafada.

Pero eso es puros bobos. El problema es la codicia. Algo que muchos tienen un chip de ella en la cabeza. La tinka, la lotería, los casinos llenos incluso de ludópatas. La religión católica la consideraba un pecado capital, en el Islam se le prohíbe. Los budistas dicen que es un veneno del Karma malo. Pese a ello, desde Ponzi hasta Carlos Manrique, muchos se sienten tentados.

En rigor, me quedo impresionado como pululan en las redes sociales avisos, utilizando por ejemplo figuras de gente importante, señalando que se han enriquecido con criptomonedas o cualquier cuento chino y siempre hay sonsonazos que muerden el anzuelo, a pesar de que de vez en cuando la SBS les advierte que ello es una estafa o los bancos advierten que jamás te piden tu número de cuenta por internet.

Carlo Ponzi fue un timador que inventó el método de la “estafa piramidal”. Creó la empresa Securities Exchange Company, con la que prometía intereses del 50% en 90 días: una oferta a la que pequeños y grandes inversionistas no pudieron resistir.

El esquema piramidal Ponzi, es una operación fraudulenta de inversión en que las ganancias que obtienen los primeros inversionistas son generadas gracias al dinero aportado por ellos mismos o por otros nuevos inversores que caen engañados por las promesas de obtener grandes beneficios. El sistema puede funcionar. Todo depende de la cantidad de nuevos inversionistas que se integren al negocio. Pero está condenado al fracaso.

Hubo otro Víctor Lustig que nació en Hostinné (Imperio Austrohúngaro) pero pronto se dirigió hacia el oeste. Era una persona refinada, locuaz y encantadora, que hablaba con fluidez varios idiomas.

Eligió como marco de sus estafas durante un tiempo los transatlánticos de vapor entre París y Nueva York que frecuentaba Una de sus estafas fue la “máquina de impresión de dinero”. Lustig enseñaba a sus clientes, una pequeña caja en la que previamente había introducido tres billetes auténticos de 100 dólares, y demostraba cómo era capaz de “copiar” un billete, aunque se lamentaba que para ello se necesitaran seis horas. El cliente, pensando que esto le daría grandes ganancias, compraba la máquina a un precio alto, normalmente más de 30,000 dólares. Durante las doce horas siguientes, la máquina producía en efecto otros dos billetes de 100. Pero después ya solo salía papel en blanco.

Víctor Lustig se hizo famoso por haber vendido el monumento parisino de la Torre Eiffel. Aprovechó que los medios publicaron los problemas de mantenimiento que el monumento tenía y este personaje se hizo pasar por un funcionario que debía vender toda la chatarra de la Torre Eiffel. Buscó a posibles interesados, juntó adelantos (y sobornos) y después perpetró su estafa.

Un hombre de las ocho personalidades; su caso fue tomado en el cine por el mismísimo Steven Spielberg en la película “Atrápame si puedes”. Frank Abagnale suplantó ocho veces su identidad y cambió cheques falsos por US$ 2.5 millones de dólares. Hoy en día dirige una compañía financiera de consultas por fraudes. ¡Toooing!

En el Perú son célebres los casos de Refisa y de Clae, aunque de vez en cuando aparece en los medios uno que otro grupo estafador con venta de terrenos, autos y propiedades que han venido pagando por partes. Aunque varios sistemas similares ya existieron anteriormente, el nombre de este plan procede del estafador italiano Carlo Ponzi que ya hemos reseñado y que aquí Carlos Manrique Carreño, incluso logró hacerse de la propiedad de un banco del sistema financiero peruano.

Finalmente está el ya desaparecido Bernard Madoff, En la década de 1960, este señor creó un fondo de inversión libre, que estuvo activo durante 20 años. Hizo un agujero descomunal por USD 65,000 millones mediante 4,800 cuentas con 27,300 clientes y en 122 países en que cayeron aseguradoras, bancos, famosos, asociaciones, inversionistas particulares que lo perdieron todo. En el 2009 lo condenaron a 150 años de prisión. Declaró en un lapso desde la cárcel que se dejó llevar por la codicia de los inversores que le confiaban su dinero y que por dos décadas el Efecto Piramidal le funcionó correctamente.

Recientemente hubo un personaje que paso de ser el “Genio de Silicon Valley, Sam Bankman-Fried y que fundo una de las empresas de criptomonedas más grandes del mundo a convertirse en un estafador acusado de ocho delitos.

Es la codicia pues la que mayormente hace posible estos negocios de perversidad financiera.


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