Por: Phillip Butters / Hagamos algo de ficción, imaginémonos que no estamos en el día cincuenta y tantos de la cuarentena y la pandemia, sino que estamos en el día cero. El día previo a la toma de decisión del cierre de fronteras. Digamos que hubiéramos tenido un Presidente medianamente inteligente, ningún genio, simplemente una persona informada, firme, serena y con liderazgo para sacar las cosas adelante. Imaginemos que el Presidente y su Consejo de Ministros, hubieran dado la cuarentena, dando, para comenzar, 72 horas para que los peruanos que están fuera del Perú regresen y para los que están en Lima, los provincianos que quieran regresar a sus provincias hagan lo propio de allá para acá. Lo mismo con los peruanos en el extranjero y con los extranjeros que estaban acá en Perú. Imaginémonos que el Presidente hubiera tenido el suficiente criterio para pensar que no tenía ni una sola cama de UCI (Unidad de Cuidados Intensivos) que no tenía ni una sola prueba molecular, ni una sola prueba rápida. Que no tenía ni una sola mascarilla, ni un solo traje, un traje de capacidad sanitaria adecuada para los médicos, que no tenía ni un solo respirador, ni un solo balón de oxígeno. Es decir, estábamos en día cero, con cero pertrechos y no teníamos un solo hospital listo para trabajar, cero Azitromicina, cero Supracalm, cero Paracetamol, cero Loratadina, cero Ivermectina, cero. Borremos de nuestra cabeza todos los hos- pitales del MINSA y todos los hospitales de EsSalud.
Saquemos de nuestra cabeza todos los Hospitales de la Solidaridad. Saquemos de nuestra cabeza todas las clínicas privadas. Cero, entienda usted amigo lector de LA RAZÓN Cero es cero. Ahora bien. ¿Por qué no nos imaginamos que ese Presidente hubiera comprado 3 millones de pruebas moleculares a la empresa coreana que se lo cotizó al incompetente que tenemos en Palacio de Gobierno? ¿Por qué no hubiéramos comprado? por supuesto, los laboratorios para que esa empresa que nos estaba dando las pruebas moleculares, pueda evidentemente dar un servicio adecuado, 10 laboratorios, 12 laboratorios, 15 laboratorios. Digamos que ¡24 LABORATORIOS!. Uno en cada departamento del Perú. Y digamos que comprábamos mi- llones, reitero, tres millones de pruebas moleculares y cinco millones o siete millones de pruebas rápidas. ¿Problema solucionado? Por su- puesto. ¿Se podía hacer? Obvio que se podía hacer. Exactamente se hacía con las camas UCI. Podían enviar a Estados Unidos, simple- mente propuestas de compra de camas para Cuidados Intensivos. ¿Cuánto puede costar la unidad de oxígeno? la unidad de monitoreo cardiaco de 24 horas, en fin. Todo lo que ya sabemos que tiene una Unidad de Cuidados Intensivos. ¿Cuánto costaba? Ese no es el punto, el Perú tiene el dinero. Como nunca en nuestra historia tenemos 76 mil millones de dólares en reservas y hemos emitido bonos por 3 mil y pico millones de dólares y podríamos emitir 5 mil o 10 millones de dólares más. El dinero, reitero, no es problema. ¿Por qué no se compró? Evidentemente, porque no tenemos el Presidente que merecemos.
Hubiéramos solucionado todos los problemas de pertrechos. Y los hospitales se pregunta usted, a esta altura de esta líneas, muy sencillo. Hospital de campaña, hospitales de guerra, también se compraba mil, 2 mil camas, 3 mil camas, 10 mil camas. ¡15 MIL CAMAS!, la que eran necesarias se iban a poner en hospitales de campaña adecuados. ¿Y en donde dirán ustedes? Muy sencillo, en los campos de futbol de los principales estadios de futbol de Lima y Callao y en las provincias. Hubiéramos tenido hospitales de campaña en el Estadio Nacional en el Estadio Monumental de Ate, en el Esta- dio “Los Muertos” de Chorrillos que hubiera sido estadio de vida, ciertamente. Estadio “Elías Aguirre” en Chiclayo, “Max Austin” en Iquitos, estadio de La UNSA en Arequipa y estadio “Garcilaso de La Vega” en el Cusco. Hubiéramos podido tener exactamente lo mis- mo en el Estadio de San Marcos, en el Telmo Carbajo o por supuesto, en el Miguel Grau del Callao, como no, en cualquier estadio del Perú, de capital de provincia. Y hubiéramos tenido por supuesto, helicópteros para movilizar a la gente y la suficiente cantidad de ambulancias para hacerlo. Y si nos faltaban helicópteros TAMBIÉN LOS COMPRÁBAMOS. ¿Y SI FALTABAN AMBULANCIAS? ¡TAMBIÉN LAS COMPRÁBAMOS”. Todo, absolutamente todo, se hubiera podido comprar, pensando en que no teníamos nada, porque el dinero es lo que sobra. Y se hizo todo, absolutamente todo mal. Y no crean que fabulo, y lo mismo hizo Chile y lo mismo Colombia. Por eso el Perú no figura en el ranking de países seguros sino es una desgracia en todos sus números. Todo, absolutamente todo, hubiera comenzado a llegar al Perú en un máximo de 15 días. Y por supuesto, un Presidente Inteligente jamás hubiera permitido la estupidez de los bonos, que generan colas de ida y vuelta y altísima mortandad en los mercados. Y como no, habríamos entregado comida a domicilio, con una propuesta seria de logística dada por el Ejército, las FFAA y las principales compañías productoras de alimentos embazados. Ya salió una encuesta que dice que el Presidente tiene ¡EL 20% DE APROBACIÓN! y 80 y tantos por ciento de desaprobación. Simplemente para la anécdota porque al fin y al cabo las encuestas, ni en las buenas ni en las malas, le sirven a los muertos.