La propuesta sobre el reconteo de votos en Colombia quedó zanjada este martes al retractarse el registrador.
La recomendación del mandatario de Colombia, Iván Duque y los vocablos del registrador nacional, Alexander Vega, que abrieron la probabilidad de volver a contar los votos de las legislativas del pasado 13 de marzo, sumieron a Colombia en la incertidumbre sobre la transparencia de los comicios. Antecedente de que Duque y Vega tocaran la puerta de un escenario desconocido e inédito en la historia de Colombia, ha sido el expresidente Álvaro Uribe -que vio disminuido su caudal electoral en el Congreso con su partido Centro Democrático- quien mencionó que los votos debían volverse a contar, aunque no hay un mecanismo legal para realizarlo y solo plantearlo como una probabilidad implica un menoscabo a la democracia e institucionalidad de la nación.
Este martes, en una audiencia de bastante más de 4 horas, la mayor parte de los partidos políticos se manifestaron en oposición a la iniciativa, primordialmente pues no hay una figura normativa para realizarlo e intentarlo supondría colocar en duda todo el sistema electoral.
Solo entonces, el registrador se echó para atrás y reconoció que en Colombia no hay causas para dialogar de fraude. La riña jurídica concluyó, sin embargo, la puja política continúa y aviva los señalamientos sobre el papel del registrador en un año electoral que apenas comienza. En mayo va a ser la primera vuelta presidencial y, en caso de no ser vencedor ninguno de los candidatos, se llevará a cabo una segunda en junio, de donde saldrá el mandatario de los colombianos para los siguientes 4 años.
“No es razonable ni ajustado al ordenamiento de Colombia que se lleve a cabo un reconteo general de la elección para el Senado ya que ya se tramitaron los periodos previstas en el ordenamiento jurídico”, opina el jurista y exmagistrado José Gregorio Hernández. Analistas, historiadores y políticos llevaban horas advirtiendo de que la iniciativa de volver a contar los votos no solo era imposible de hacer, sino que también era peligrosa. “Un reconteo proveería sitio a una crisis institucional ya que podría haber candidatos que no quedaran contentos con el resultado y volvieran a solicitar un reconteo”, dice Hernández.
Podía ser un proceso sin fin y, al no haber precedentes, tampoco se sabía cómo llevarlo a cabo. En las elecciones del domingo 13 de marzo participaron 17.000 jurados que trabajaron sobre 112.000 mesas de votación. ¿Cómo se organizarían otra vez para un reconteo? ¿Cuándo se haría? ¿Cómo se aseguraría que esta vez quedaran todos satisfechos? Hasta este martes no había respuestas sobre la iniciativa gubernamental que puso al territorio de cabeza.
“Hemos decidido solicitar el recuento general de votos para el Senado de la República, para ofrecer transparencia al proceso electoral”, mencionaba el registrador el domingo. 24 horas después aseveraba que no había por qué dudar. “No es viable continuar hablando de fraude electoral en Colombia».
