A la crisis de Petroperú por la reducción de su calificación en S&P, se sumó la huelga de sus trabajadores a partir de la medianoche del jueves 30 de mayo.
Standard & Poor’s (S&P) redujo la calificación crediticia de Petroperú a ‘B’ debido a su fragilidad financiera y operativa, y la incluyó en su lista de «vigilancia crediticia negativa». S&P destacó la falta de claridad sobre cómo la empresa abordará sus crisis y la eficacia de su gestión. Simultáneamente, los trabajadores de Petroperú anunciaron una huelga de 48 horas, que finalmente fue suspendida.
Petroperú enfrenta una deuda de US$8.532 millones, mientras que su patrimonio total asciende a solo US$1.645 millones. Fitch Ratings también redujo la calificación crediticia de la empresa en tres niveles en apenas cuatro meses, de B+ a CCC+, señalando un alto riesgo de impago.
La Coalición Nacional de Sindicatos de Petroperú S.A. informó a la Autoridad Administrativa de Trabajo sobre una huelga de 48 horas a partir del 30 de mayo de 2024. Este movimiento buscaba presionar a la entidad para que aborde los problemas internos.
La presidenta Dina Boluarte y el ministro de Economía, José Arista, mostraron su preocupación por la situación financiera de Petroperú. Antes de la reducción de calificación, Arista envió una carta a Fitch Ratings reafirmando el compromiso del Gobierno de seguir apoyando económicamente a la empresa estatal.
Por su parte, el secretario general del Sindicato de Trabajadores de Petroperú anunció la suspensión de la huelga, mencionando que aún tenían reuniones pendientes con el Premier. Subrayó la importancia de defender a Petroperú desde un punto de vista patriótico.
Necesidades financieras y futuro
El directorio de Petroperú indicó la necesidad de una inyección de US$2.200 millones para adquirir combustible premium y mantener sus operaciones. Sin embargo, reconocieron que depender del financiamiento estatal sin un plan a largo plazo no es sostenible.
Asimismo, otra medida, es que el gobierno ha aportado US$1.300 millones a Petroperú en lo que va del año, una cifra comparable a la inversión en la primera fase del megapuerto de Chancay. A pesar de este apoyo, los expertos consideran que la situación de la empresa sigue siendo delicada y que las medidas implementadas hasta ahora no garantizan su sostenibilidad a largo plazo.
La situación de Petroperú es crítica, con una elevada deuda y una calificación crediticia reducida por S&P y Fitch. A pesar del apoyo gubernamental y la suspensión de la huelga de trabajadores, la empresa necesita una inyección significativa de capital y una estrategia sostenible para superar sus desafíos financieros.
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