Esto pone en alarma a la comunidad
Una monja de la comunidad clarisa de Belorado, compuesta por 16 religiosas que recientemente rompieron con la Iglesia y con el Arzobispado de Burgos para seguir a un ‘obispo’ excomulgado, ha decidido distanciarse de sus compañeras al denunciar que han caído bajo la influencia de una secta.
Sor María Amparo, en una entrevista publicada este sábado por el ‘Diario de Burgos’ y recogida por Servimedia, expresó su preocupación y tristeza, especialmente por las religiosas mayores que han permanecido en el convento, su hogar durante casi dos décadas. Según Sor María Amparo, las «burradas contra la Iglesia» pronunciadas por el nuevo líder del convento, el excomulgado Pablo de Rojas, son inaceptables.
El conflicto comenzó cuando Pablo de Rojas irrumpió en el convento y se declaró el nuevo superior de la comunidad. «Nos dicen que vayamos al locutorio a las 16:30 de la tarde y se presenta diciendo que es obispo de no sé qué. Dice: ‘desde ahora, yo soy el superior, el que manda en la comunidad, y ustedes están bajo mi jurisdicción’,» relató Sor María Amparo. La monja decidió confrontarlo: «El Señor me puso las palabras en la boca, lo que tenía que decir: ‘Estamos bajo la jurisdicción de don Mario. Él es el sucesor de los apóstoles para la Archidiócesis de Burgos,’ le respondí. Él me dice que ‘eso no vale para nada, no existe’ y más burradas contra la Iglesia. Yo por nada del mundo salgo de mi Madre la Iglesia y por nada del mundo dejo mi obediencia al sucesor de San Pedro, que en este momento es el Papa Francisco. Estuvo intentando convencerme, pero estuve muy firme».
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Sor María Amparo indicó que ni ella ni las hermanas mayores sabían nada del asunto antes de que ocurriera. «He estado tres días sin misa y sin nada, y decidí que así no se podía estar. He sufrido una vigilancia total para que no pudiera hablar con las hermanas mayores. No me han dejado despedirme de ellas. Igual ni saben que ya no estoy allí. Fue una decisión firme: tenía que salir. Sobre todo, para no pertenecer a esta secta, por nada del mundo. En ese ambiente ya no se podía estar,» aseguró.
La situación en el convento ha generado gran preocupación, especialmente por las monjas mayores que podrían no estar al tanto de la gravedad del problema. La decisión de Sor María Amparo de abandonar el convento pone en relieve las tácticas coercitivas de Pablo de Rojas, quien ha sembrado discordia y confusión dentro de la comunidad.
Este caso subraya la necesidad de mayor vigilancia y apoyo por parte de las autoridades eclesiásticas para proteger a las comunidades religiosas vulnerables. La firmeza de Sor María Amparo en su fe y su lealtad al Papa Francisco y a la Iglesia católica resalta la importancia de mantenerse fiel a los principios y autoridades legítimas de la Iglesia frente a los intentos de manipulación por parte de líderes sectarios.
El caso de las clarisas de Belorado es un recordatorio de que las comunidades religiosas pueden ser susceptibles a influencias externas que buscan desestabilizar y desviar a los fieles de sus creencias fundamentales. Es crucial que la Iglesia y sus líderes tomen medidas para garantizar la protección y el bienestar de sus miembros, especialmente aquellos más vulnerables y aislados.