Científicos en la Antártica sospechan que los pingüinos encontrados el pasado 31 de diciembre murieron por el brote de la gripe aviar HPAIV H5
Un equipo internacional de científicos sospecha que miles de pingüinos adelia, que habitan las costas de la Antártida, murieron a raíz de un brote de gripe aviar, lo que induce a creer que el virus pueda amenazar la conservación de esta y otras especies del continente helado.
«Es la primera vez que la vida silvestre en estas áreas enfrenta una amenaza tan significativa por un brote de esta enfermedad«, señaló Meagan Dewar a EFE el martes. Dewar lideró la expedición científica y explicó que aún es complicado prever cómo se desarrollarán los eventos y cómo se comportará el virus en el entorno antártico.
Durante el verano austral, Meagan Dewar, una experta en ciencias biológicas de la Federation University Australia, junto con sus colegas, descubrieron 532 cadáveres de pingüinos adelia (Pygoscelis adeliae) en la isla antártica Heroína, ubicada en el Mar de Weddell. Se cree que estas muertes fueron ocasionadas por el HPAIV H5, un subtipo del virus de la gripe aviar.
Lee también:
Mozambique: Fallecen 96 personas en naufragio de embarcación
La preocupación radica en que se estima que la mortalidad en toda la isla afectó a miles de pingüinos adelia, tanto adultos como polluelos, destacó la experta en ciencias biológicas, sugiriendo la posibilidad de que otras especies también se vieran afectadas.
Durante la investigación, el equipo liderado por Dewar notó que la muerte masiva de pingüinos adelia era un evento inusual, ya que los ejemplares adultos presentaban buenas condiciones corporales, lo que contrastaba con la tasa de mortalidad observada en la temporada anterior.
Aunque las pruebas moleculares efectuadas por este grupo no han detectado la presencia de gripe aviar, los investigadores han enviado sus muestras a otros análisis de laboratorio para determinar las causas de estas muertes en los próximos meses.
Mientras tanto, este grupo de científicos, provenientes de Argentina, Alemania, Australia, España y Holanda, también está investigando para determinar si el virus se originó en Sudamérica o en las islas subantárticas, su posible impacto futuro y el riesgo que representa para otras especies de la región antártica.