Mientras París espera en éxtasis la llegada de Leo, Laporta y el jugador se sienten impotentes. Porque el presidente del FC Barcelona no pudo aligerar la plantilla
El día después de la demoledora conferencia de prensa de Leo Messi. Dos protagonistas impotentes ante la situación en un estado de ánimo que contrasta con la ilusión con la que París espera al astro argentino. Mientras los aficionados del PSG hacían guardia en los aeropuertos de la capital francesa.
Leo seguía en su domicilio de Castelldefels revisando el proyecto de contrato que le ha hecho llegar el conjunto parisino. Por ello, el barcelonismo sigue preguntándose como ha sido posible llegar hasta este punto. Una pregunta y un sentimiento que comparten los dos principales actores de esta trama: Laporta y Messi.
Para entender lo que ha pasado este fin de semana y que ha derivado en uno de los fracasos más rotundos de la historia del Barça hay que remontarse a la gestión de Bartomeu. De hecho, para muchos economistas si en vez de estar hablando de un club de fútbol estuviésemos hablando de una empresa al uso, ya habría cerrado. Sin embargo, la herencia “nefasta y calamitosa” de la anterior junta como la definió Laporta afectó el acuerdo con Messi.