Liverpool derrotó por 3-1 al Wolverhampton.
El Liverpool estuvo cerca de tocar la gloria de conquistar la Premier League. Pero, el triunfo del Manchester City contra el Aston Villa hizo intrascendente la victoria ‘red’ contra el Wolverhampton Wanderers. Los de Jürgen Klopp recibieron un gol tras un error grave de Ibrahima Konaté, que se desconcentró en un saque de puerta en largo del Wolves y permitió que Raúl Jiménez entrara solo en la zona de area. El mexicano conectó por debajo con Pedro Neto y éste puso 0-1 arriba al Wolves en Anfield.
Empezó entonces el acoso y derribo del Liverpool, que, consciente de que el City iba perdiendo en el Etihad, poseía una posibilidad de ponerse adelante en la tabla. No tardó en llegar el empate de Sadio Mané, que definió realmente bien delante del portero del Wolves tras un taconazo de Thiago Alcántara, pero después se enredó el partido.
Primero se lesionó Thiago, sustituido con mala cara y preocupado al tiempo libre por alguna molestia muscular, y después el Wolves se aprovechó del arrojo ‘red’ para tener espacios a la contra.
No definió Raúl Jiménez la más clara que tuvo, un mano a mano con Alisson que desaprovechó, y hasta los 10 min finales no alcanzaba su objetivo el Liverpool. Una jugada muy tumultuosa con una pelota salvada encima de la línea y que tuvo que rematar Mohamed Salah, que salió al rescate en la segunda parte. Una alternativa a la desesperada de Klopp, que no quería arriesgar al egipcio.
El 2-1 arribó ya con el City triunfando al Aston Villa, por lo cual la festividad en Anfield fue muy poca celebrada, por lo menos entre los aficionados, que sabían lo cual ocurría en Mánchester. Con las defensas del Wolves sin defender, Andy Robertson remató el encuentro, puso el 3-1.
Este domingo murió el sueño del póker de títulos del Liverpool, que no ha podido volver a ganar la corona de la Premier League. Pero todavía tiene la posibilidad de sumar su séptima copa del continente europeo y cerrar un triplete con la Copa de la Liga y la Copa de Inglaterra.