En caso de que deje la presidencia, las implicancias crediticias serían mixtas para el corto, mediano y largo plazo.
La agencia calificadora de riesgo Moody’s emitió un comentario sobre el Gobierno del Perú, en donde consideran que el presidente de la República, Pedro Castillo, no terminará sus cinco años dirigiendo al país.
“Consideramos que Castillo no terminaría su mandato, que rige hasta el 2026, y que él será removido del cargo o renunciará”, señaló la firma.
Si bien Moody’s destacó la gestión del Banco Central de Reserva del Perú (BCR) y el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), criticó duramente la inexperiencia de Castillo y su incapacidad para resolver los problemas que aquejan al país.
“Los múltiples cambios de gabinete reflejan la inexperiencia del gobierno, así como su baja popularidad y sus dificultades con posibles casos de corrupción, dejando su agenda de dañinas reformas estatistas en un hiato en un Congreso hostil”, subrayó.
En el caso de que Castillo deje la presidencia, las implicancias crediticias serían mixtas para el corto, mediano y largo plazo.
De acuerdo a Moody’s, la primera consecuencia sería un incremento en la volatilidad financiera e incertidumbre política, por las nuevas elecciones generales que serían convocadas.
“Dependiendo del campo electoral, una nueva ronda de salidas de capitales debilitaría el tipo de cambio, mellaría la sensibilidad económica e incrementaría la percepción de riesgo de los inversionistas para Perú”, anotó.
Después del shock inicial, los fundamentos económicos y crediticios de Perú no cambiarían materialmente, y el potencial por una elección de un gobierno más moderado se elevaría.
“Nuevas elecciones no resolverían la polarización política, pero tampoco exacerbarían las actuales condiciones políticas. Sin embargo, la sensibilidad económica probablemente se recupere de los actuales bajos niveles porque el empresariado estaría ávido de superar la intensa inestabilidad que ha caracterizado la gestión de Castillo”, explicó la agencia.
A largo plazo, consideró, la gobernabilidad permanecerá como un reto para cualquier presidente futuro porque un nuevo Congreso probablemente siga muy fragmentado.
“Fuera de las instituciones clave para la administración económica, la calidad general del servicio civil de Perú se ha deteriorado desde el inicio de la administración de Castillo, lo que obstruirá la inversión debido al incremento de la burocracia para una economía que ya lucha para mantenerse productiva”, agregó.
“Reformas estructurales que impulsen la producción son poco probables de ser adoptadas por los retos de gobernabilidad, y las condiciones políticas podrían llevar a medidas populistas en medio de una polarización continua. Estos factores restringirán la perspectiva de crédito de Perú, a pesar de su constante moderación fiscal”, puntualizó.