A pocos días de iniciar el mes de febrero, Puno se prepara para recibir una de las fechas más importantes de la cosmovisión andina
La Festividad en honor a la Virgen de la Candelaria, declarada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, vuelve en una edición Bicentenario por los 200 años de la Independencia del Perú y las batallas de Junín y Ayacucho.
El origen de su celebración se remonta a 1577, cuando se contaba con la presencia de los jesuitas, quienes representaban los días festivos como comedias y auto sacramentales. Entre los bailes principales se encuentra la Diablada puneña, la cual simboliza la lucha entre el bien y el mal. Al igual que la morenada, una danza altiplánica de Perú y Bolivia, caracterizada por los trajes de morenos que llevan puestos los bailarines.
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Tras un periodo de cuatro años, debido a las consecuencias causadas por la Covid-19 y la suspensión por las protestas en Puno el año pasado, 219 conjuntos con aproximadamente 130,000 danzantes y 12,000 músicos se alistan para presentar una de las celebraciones que más atracción turística genera en la ‘Capital del folclor peruano’, en honor a la Virgen de la candelaria.
Al respecto, la ministra de Cultura, Leslie Urteaga, señaló que es “una fiesta de amor, de unión y religiosa, y que por eso ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad”. Como se sabe, la festividad tiene como día central el 2 de febrero y es uno de los lugares más visitados en la zona sur del Perú. Por ello, el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) comenzó una campaña para incentivar la llegada de más turistas nacionales y del extranjero.
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De esta manera, se espera que los visitantes compartan una tradición ancestral y de mestizaje expresada a través del baile, la música y el arte interpretado con alegría por los participantes, cruzando las fronteras del país.