Expertos afirman que admitir que el alcoholismo es una enfermedad es el primer paso para prevenir la adicción
El director de Adicciones del Instituto Nacional de Salud Mental (INSM), Alfredo Saavedra, informó que un 35 % de los peruanos estaría experimentando un consumo problemático de alcohol sin ser conscientes de ello. Además, un 8 % a 10 % mostraría dependencia a esta sustancia, lo que provoca graves problemas de salud mental.
Estas cifras, basadas en estudios poblacionales realizados por el Instituto Nacional de Estadística e Informática, Devida y el INSM, revelan la gravedad del asunto. La población inmersa en esta adicción no reconoce el alcoholismo como una enfermedad y no busca ayuda profesional.
Saavedra subrayó que el alcohol, además de ser una droga social, es un depresor del sistema nervioso. Muchas personas lo utilizan como vía de escape para enfrentar problemas emocionales, ya que les brinda una sensación de calma y relajación aparentes. Sin embargo, esto puede conducir a situaciones de abuso y dependencia, desencadenando trastornos mentales como ansiedad, depresión e incluso la tentativa de suicidio.
El psiquiatra señaló que un indicador claro de esta adicción es cuando el consumo de alcohol afecta las relaciones personales, laborales o de pareja. Esta señal debe llevar a la búsqueda de ayuda profesional.
Saavedra alertó que las adicciones son uno de los principales trastornos de salud mental diagnosticados en el Perú. Según reportes del Ministerio de Salud (Minsa), las atenciones por consumo de alcohol aumentaron significativamente de 46,090 en 2020 a 70,972 en 2022, representando un aumento de aproximadamente el 65 %.
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Genera adicción
El experto del INSM explicó que el alcohol, como sustancia psicoactiva, entra al cuerpo, se absorbe y circula por la sangre hasta llegar al cerebro, donde actúa directamente en el centro del placer. Esta región controla el sistema de recompensas natural y, al ser estimulada constantemente con alcohol, se daña, llevando a la persona a consumir alcohol para mantener su estabilidad. Este ciclo se convierte en un patrón adictivo sin que la persona sea consciente de ello.
Además, señaló que cuando alguien enfrenta problemas de dependencia o adicción al alcohol, la dinámica familiar también se ve afectada. Esto genera comportamientos codependientes y compulsivos en los familiares para intentar controlar la situación. En estos casos, se requiere una intervención especializada que incluya terapias individuales y familiares.
«En muchas ocasiones, los familiares pueden adoptar roles agresivos, sobreprotector o comprensivo, lo que resulta en frustración al no poder solucionar la situación», agregó.
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