POR: JORGE B. HUGO ÁLVAREZ
Cualquiera sea la causa de nuestra desgracia que como Nación tuvimos que soportar a tantos empresarios y políticos corruptos, resulta claro que nada nos generó tanta indignación, comprobar el grotesco e intenso accionar de estas mafias que gobernaron nuestro país. La realidad se impuso frente a estos patrañeros vendedores de humo, que nos engatusaron con una “supuesta prosperidad económica y social en favor de todos los peruanos”.
Semejante falsedad fue expuesta con gran descaro por políticos y empresarios truchos, anti-nacionales, que al final de esta historia fueron descubiertos desnudos en sus miserias humanas. Nos mintieron tanto que resultaban distantes de aquellos otros honestos que, teniendo una perspectiva más realista y más optimista, denunciábamos esta falacia construida a partir de una premisa falsa.
Despertamos frente al marasmo y en ese sueño protervo descubrimos frente a nuestros ojos, una cruda realidad. El déficit en infraestructura en Perú, llegaba a la astronómica cifra de US$ 160,000 millones.
Nos preguntábamos en nuestras disquisiciones económicas sobre la realidad peruana si la Dra. Betty S. Huarcaya Ramos, tenía o no razón en su afirmación: La infraestructura acerca la producción a los mercados. No se equivocaba. Entonces, ¿Cómo podríamos impulsar una revolución industrial a partir de esta enorme brecha?
Nuestros políticos y empresarios robaron tanto que posibilitaron esa brecha sea tan distante a las posibilidades reales del Estado peruano. Obra y culpa de quienes nos gobernaron.
No queda otro rumbo que conjugar esfuerzos colectivos y sacrificios para cerrar esta enorme brecha en infraestructura,si queremos industrializarnos para constituirnos en un país moderno, próspero y culto.
Frente a la afirmación de la Asociación de Fomento de Infraestructura (AFIN) de que para cerrar esta brecha se requiere 60 años, considerando que la inversión pública no supera el 5% del P.B.I. y la privada en casi 20%, creemos que es tremendista y no compartimos.
Es posible que en período más corto se pueda cerrar esta enorme brecha. Se requiere, desde luego, inversión, mucha inversión en infraestructura de calidad y de mayor relevancia.
En lo esencial, empecemos por sincerar las exoneraciones tributarias, cobrar las millonarias deudas tributarias de las grandes empresas, combatir la evasión tributaria, entre otras medidas, porque, según el Marco Macroeconómico Multianual (MMM) el Estado peruano, solo en el 2019, ha dejado de de percibir la astronómica cifra de S/17,240 mil millones de soles, que tanto necesitamos para combatir la pobreza, mejorar los servicios de salud, educación y seguridad ciudadana.
A ello, debemos sumar los 50 mil millones de soles anuales que deja de percibir el Estado por conceptos de evasión de impuestos, según SUNAT. Esa voluminosa suma de dinero bien podría servir para reducir la enorme brecha en infraestructura.
Por fortuna, el vasto campo de la reflexión por la industrialización cobra mayor relevancia como una ruta indispensable hacia el desarrollo económico, social y financiero de nuestra Nación. Es posible, en una economía social de mercado dar un gran salto hacia el desarrollo industrial articulado, inclusivo y con respeto del medio ambiente.
(*) Abogado penalista- Analista político.