Los sindicatos en Reino Unido temen que los robots se adueñen del trabajo de los humanos.
En Reino Unido está siendo común ver a pequeños y elegantes robots de seis ruedas cruzando la acera. En la zona residencial de Milton Keynes, que está ubicada a 80 kilómetros al norte de Londres, los repartidores automatizados son parte de su paisaje desde hace ya más de tres años y, por tanto, es común verlos en las calles.
Hoy en día son 200 los robots que recorren las calles de la ciudad de Londres y también de Northampton, los cuales se dedican a entregar las compras o las comidas. Se espera que pronto sean 500, repartidos en cinco municipios más, sobre todo en la región de Cambridge y en el norte de Inglaterra.
Se ha podido apreciar que, con la llegada de la pandemia, estos pequeños robots con ruedas han sido cada vez más solicitados y se han convertido en algo indispensable en la vida de muchos: «Todo el mundo necesitaba entregas sin contacto», expresó Andrew Curtis, quien es jefe de operaciones en el Reino Unido del grupo que fabrica y explota a estos robots.
Actualmente, dicha empresa ha multiplicado por cuatro sus entregas, realizando 1.000 repartos al día en Reino Unido y «la demanda no ha disminuido» pese al fin de las restricciones, dijo Curtis.
Se supo que la empresa Starship Technologies recientemente firmó un nuevo acuerdo con la cadena cooperativa de supermercados Co-op, que conforma uno de sus socios históricos, para poner a disposición de ellos 300 nuevos robots antes de que acabe el año y así multiplicar por tres las entregas.